Entrevista | Directivo olímpico

Conrado Durántez: «No perdono que los Juegos de París fuesen tan esnobs»

Conrado Durántez (Ferrol, 1935) es un referente en el ámbito del olimpismo. Fue fundador y presidente de la Academia Olímpica Española, entre otras entidades, y recibió el premio especial del jurado en la Gala do Deporte de A Coruña e a súa Comarca

Conrado Durántez, durante su última visita a A Coruña.

Conrado Durántez, durante su última visita a A Coruña. / Germán Barreiros/Roller Agencia

A Coruña

Usted nació en Ferrol, pero se considera coruñés. ¿Cómo es su relación con A Coruña?

Vine aquí con dos años y me fui hace más de 60, con veintiséis. No vengo a menudo, porque esta tierra está en una esquina y hay que venir a propósito, si no, es difícil. Es una ciudad que me trae muchos recuerdos, porque aquí hice deporte, logré el récord de Galicia de lanzamiento de disco, estudié la carrera de Derecho, preparé las oposiciones a juez… Viví de todo.

¿Cómo nace su vínculo con el mundo del deporte?

Me entró el gusanillo cuando tenía quince años. Tuve un profesor de Educación Física que un día nos hizo unas pruebas de varias disciplinas. A mí me dio un disco y una bola de peso. Los tiré, quedé primero y me dijo que iba a representar al instituto en ambas modalidades en un campeonato, donde quedé campeón de A Coruña. Le pregunté al profesor cómo se lanzaba el disco y me dijo que no sabía, que lo agarrase de una manera que resultó ser la contraria a la técnica correcta. Mi ilusión suplió muchas carencias. Cuando en 1961 fui a la Academia Internacional, Doherty, que era el preparador del equipo olímpico estadounidense, me dijo que no tenía ni idea de lanzar disco. Después aprendí.

Ha estado en muchos Juegos Olímpicos, pero nunca como atleta. ¿Le hubiese gustado?

Sí, claro. Estuve preseleccionado para los Juegos de Roma en 1960, pero estaba preparando las oposiciones para juez. Cuando la Federación me mandó la carta para la concentración final, yo ya había aprobado los dos primeros ejercicios y rechacé ir. Creo que acerté, porque en los Juegos no hubiese hecho nada y, de este modo, saqué la carrera que me permitió tener una profesión independiente.

Se dice que son la fiesta del deporte por antonomasia, que no hay nada que los pueda igualar. ¿Coincide?

Son la fiesta de la humanidad, por los valores que encierran. Sobre todo para la juventud, por los principios olímpicos de no discriminación, la búsqueda de la paz y la mejora psicofísica del ser humano. Estar en ellos es muy especial.

En sus inicios mezclaban otros temas, como la cultura, con el deporte. ¿Son un buen motor de transmisión de valores?

Sí. Por ejemplo, ya hemos vivido dos Guerras Mundiales que han causado muchísimas muertes y tragedias. Si no fuera por los Juegos, ¿dónde iban a reunirse de nuevo aquellas comunidades destrozadas, llenas de rencores, de odios y de prejuicios? Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1948 se juntaron los países maltrechos, todavía con resquemores, y el olimpismo contribuyó a la paz.

Usted ha escrito más de 30 libros sobre los Juegos Olímpicos. ¿Quedan aún temas que abordar?

Sí, son tan complejos que queda mucho. Normalmente, de los Juegos solo se contempla la notoriedad o los hechos negativos que pueda haber, pero, por ejemplo, ¿quién conoce a su inventor? Pierre Fredy, Barón de Coubertin. Él restauró los Juegos de Grecia y yo siempre digo que es el más famoso desconocido de la historia. Y después están los atletas, que cada uno esconde una historia que merece la pena descubrir.

¿De dónde viene su vinculación con el olimpismo?

En el año 1961 se creó la Academia Olímpica Internacional y pidieron a las Federaciones que mandasen a un atleta a Olimpia (Grecia). España me envió a mí. Yo no sabía nada de aquello, pero cuando llegué allí me quedé tan impresionado que, desde entonces, estoy aprendiendo y estudiando sobre el tema cada día.

Kirsty Coventry es la nueva presidenta del Comité Olímpico Internacional. ¿Qué le parece?

No la conozco mucho, pero tengo muy buenas referencias suyas. Ha sido campeona olímpica y es una personalidad. El momento actual en el mundo no es fácil, pero a mí me da muy buenas impresiones, parece muy sensata.

¿Cómo vio los últimos Juegos de París 2024?

No les perdono que hayan sido tan esnobs como para no decir nada del señor francés y parisino que inventó los Juegos. Pierre de Coubertin lo entregó todo por la humanidad y ni siquiera hubo un detalle que lo homenajease. La gente quiere ser genio, pero genios hay muy pocos en la vida. Menos mal que los inauguró un deporte como el break dance, que fue muy importante (risas).

En cada edición hay deportes que entran y salen. ¿Qué opina?

Eso son pequeñas turbulencias. El break dance del que hablamos, ¿cuánto va a durar? A mí lo que me indigna es que no incluyan deportes con categoría y que pasen este tipo de especialidades. Quieren quitar la lucha, por ejemplo, que se practica desde el siglo octavo antes de Cristo. ¿Cómo se pueden comparar las dos cosas? Pero bueno, eso depende del COI.

¿Cree que se volverán a ver unos Juegos en España?

¿Por qué no? España ha sido un país muy importante en la historia del olimpismo. Lo que pasa es que organizar unos Juegos Olímpicos es muy caro. Yo los podaría [de especialidades], porque si no los países de economías medias, jamás podrán acogerlos.

Si tuviera que quedarse con alguna edición, ¿cuál escogería?

Hay varias. Los de Berlín de 1936 fueron maravillosos deportivamente, aunque tienen el problema de haber ocurrido en la época de Hitler. Fueron un avance. Otros que me impresionaron fueron los de México 68, por el calor humano de su gente. Y Múnich 72, pese a la tragedia. Los de París a nivel deportivo estuvieron muy bien, pero la organización obvió detalles tan importantes que no me gustaron.

¿Un momento que le marcase?

En México 68 la maratón cerraba el atletismo. Llegaron los participantes y, media hora después del final, entró por la puerta un atleta con una pierna vendada porque se había caído. Trotó como pudo hasta que cruzó la meta. Era John Stephen Akhwari, de Tanzania. Al acabar dijo: ‘Mi país no me envió aquí para empezar la maratón, si no para terminarla’. Su determinación mental me impactó.

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