Hockey sobre patines | OK Liga
Así fue la temporada del Liceo: se creció en otra metamorfosis y sentó las bases de una nueva era
Juan Copa armó la estructura del equipo en torno a la juventud de Cervera, los goles de Xaus y la experiencia de Dava o César | La intensidad y la entrega, claves para competir por todo

Los jugadores reciben órdenes de Juan Copa durante un tiempo muerto en un duelo de esta temporada. | Germán Barreiros/Roller Agencia
«Nos vamos dolidos a casa, pero cuando mañana nos levantemos y analicemos la temporada, veremos que es buena». Con esa reflexión final despidió Juan Copa, técnico del Liceo, la campaña 2024-25 tras caer eliminado en la final de la OK Liga frente al Barcelona. El entrenador liceísta, consciente de lo amargo de la última derrota, valoró un curso en el que su equipo luchó en todas las competiciones y demostró hambre, energía y ambición para el nuevo ciclo que está comenzando a forjarse sobre la tarima de Riazor.
Juventud y entrega
El pasado verano, la dirección deportiva del club verdiblanco apostó por savia nueva (y joven) para iniciar una nueva etapa en el Palacio de los Deportes. Llegaron Jacobo Copa (19 años), Nil Cervera (21), Tato Ferruccio (27), Arnau Xaus (28) y se recuperó a Bruno Saavedra (20), que el curso anterior apenas jugó por lesión. El cuadro coruñés pagó cara la lozanía de su vestuario al principio de la campaña. Cayó en semifinales de la Supercopa, perdió tres de las primeras cinco jornadas de liga y empezó la fase de grupos de la WSE Champions con una derrota y un empate. A Copa le costó encontrar el equilibrio, pero cuando dio con el click, lo aprovechó a su favor para proponer un hockey de vértigo cimentado en la intensidad y la energía defensiva.
El acierto de Xaus
El delantero catalán llegó con el listón por las nubes tras destaparse como goleador en las filas del Calafell. Xaus asumió el reto sin alzar la voz. Marcó en el primer partido y ya no paró hasta el final de curso. Sus tantos fueron clave para sacar puntos, sobre todo entre noviembre y febrero, el mejor tramo del año del equipo coruñés. Terminó como máximo goleador de la plantilla, con 36 goles en 50 encuentros (23 en OK Liga, 7 en el play off y 6 en WSE Champions).
Serra, muro liceísta
Si arriba la pólvora de Xaus fue determinante, la seguridad de Martí Serra bajo palos sostuvo al equipo en sus momentos más delicados de la campaña. El Liceo titubeó por momentos en cuanto a la solvencia defensiva, pero el meta catalán, de menos a más, aguantó la portería con su mejor versión en A Coruña. Llegó a lograr una racha de cinco partidos sin encajar (Alcoi, Lleida, Valongo, Vic y Quevert) entre los meses de enero y febrero y se destapó como especialista en detener faltas directas y penaltis.
La vieja guardia
Cuando el barco necesitó salvavidas, los encontró en el banquillo y la pista. Juan Copa, César Carballeira y Dava Torres, entrenador y capitanes, volvieron a mostrar que son el timón del proyecto colegial. Copa ensambló un vestuario ganador que, pese a terminar de vacío, parece haber sentado las bases de un nuevo ciclo ganador. Dava cambió de rol y pasó de goleador a asistente para ser el faro que dirige las operaciones sobre la tarima y hacer jugar a sus compañeros, sobre todo en los partidos decisivos. Y César sigue siendo César. Intenso, guerrero y explosivo, es la boya entorno a la que flotan el resto de las piezas. Larga vida al tridente mágico.
Carácter y ADN
La campaña 2024-25 estuvo llena de obstáculos. Las lesiones de Cancela, Ferruccio o Saavedra condicionaron la rotación y cargaron de minutos a los pesos pesados de la plantilla en varias fases de la temporada. Los viajes y la sobrecarga del calendario también fueron un reto. El año 2025 comenzó con multitud de partidos y desplazamientos entre la Champions y la liga, con duelos cada tres días y sin apenas tiempo de recuperación y descanso. Ahí apareció el orgullo liceísta. Cuando el físico le falló, los colegiales tiraron de corazón e intensidad para sobreponerse a los baches del camino. Como ejemplo, el partido de vuelta ante el Barcelos, los cuartos de la Copa contra el Igualada o las eliminatorias de play off frente al Lleida o el Reus. Donde no llegó la cabeza, llegó el corazón de un equipo que, año tras año, continúa demostrando que la camiseta verdiblanca implica pasión y entrega. Más allá de la calidad, el esfuerzo en el Liceo no se negocia.
Futuro esperanzador
El Liceo 2025-26 ya está en Riazor. El cuadro colegial retendrá al núcleo duro de su plantilla (siete renovaciones) y solo reforzará el vestuario para dar un paso adelante en cuanto a calidad y talento. Pablo Cancela, Fabri Ciocale, Tato Ferrucio y Martí Serra recogieron sus patines para dejar paso a Toni Pérez, Nuno Paiva, Tombita y Blai Roca. Hay proyecto para rato.
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