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Entrevista | Dídac Cuevas Jugador del Leyma Coruña

Dídac Cuevas: «Siempre he tenido que demostrar el doble que los demás por mi estatura»

Dídac Cuevas (Barcelona, 2000) tuvo que superar en numerosas ocasiones las críticas de entrenadores por su estatura. No le veían potencial para LEB Plata, ni LEB Oro, ni ACB. Llegó a jugar en todas las categorías. Ahora, ejerce de capitán junto a Guillem Jou en las filas de un Leyma Coruña al que desea devolver a la máxima categoría como un fiel soldado del estilo de juego eléctrico de Carles Marco

Dídac Cuevas sostiene un balón en la pista del Coliseum.

Dídac Cuevas sostiene un balón en la pista del Coliseum. / Iago Lopez

Daniel Abelenda Lado

A Coruña

¿Cómo empezó en el baloncesto?

Yo vengo de un barrio muy humilde de Barcelona, El Congrés. Mi padre era entrenador en el club del barrio. Mi madre me cuenta que con tres o cuatro años, yo no quería ir porque no me gustaba. Me duró dos semanas. Seguí allí hasta los 13 años, cuando me llegó la oportunidad en Badalona.

Mide 1,75 metros de estatura. ¿Le ha cerrado puertas el físico?

Sí, tengo claro que me ha ido en contra. Siempre he tenido que demostrar más que los demás por mi estatura y mi condición física. Desde que era pequeño, siempre intenté hacer oídos sordos a esos comentarios de que «no valgo por mi altura». Trato de suplirlo con un extra de cojones, si se me permite. A mí, ponme a jugar, que voy a competir haciendo lo que sea. Esa ha sido una de mis virtudes. Cuando se me da la confianza, Dídac siempre rinde. Tengo desventajas, como no llegar al aro tan fácil o ser menos físico en la pintura. Pero también tengo facetas como una versatilidad con la que poder hacer mejor a los demás. Yo también he dudado de mí mismo, pero es un trabajo de autoconvencerse.

Pasó por la cantera del Barça y, luego, le tocó escalar desde LEB Plata hasta llegar a ACB. ¿Esa trayectoria forjó su carácter?

Mi carrera hasta hoy ha sido de romper techos. Cuando tenía 18 años, la gente decía que no podía dedicarme a esto. Me fui a LEB Plata y decían que no valía. Subí a LEB Oro con el Barça, desaparece y volví a Plata con Tizona. Volví a ascender y aun así me decían que en LEB Oro sería uno más. Destacas, llegas a ACB y te dicen que fue por suerte. Sé qué jugador soy y la fuerza física y mental que tengo para ser un jugador importante allí donde esté. Me siento muy contento de poder ayudar al Leyma a ser mejor cada día. Sueño en grande y quiero estar con este equipo en la ACB. Es por lo que compito cada día al máximo. Luego, ya se verá lo que depara la vida. Hay que consistente y estar tranquilo.

¿Cómo se siente en el inicio de esta etapa en A Coruña?

Todo va muy bien. Con un 5-0, sería raro decir que no. Más allá de los resultados, creo que estamos consiguiendo una base a nivel colectivo y de club muy buena. Además, la afición se lo está pasando bien, que es lo más importante. Después del descenso del año pasado, queríamos que volviesen a vivir lo bonito del baloncesto.

Cinco victorias. Ninguna sencilla, pero todas con más de diez puntos de ventaja.

El que de algo por ganado a estas alturas, se está equivocando. Quedan muchísimas jornadas y pueden pasar muchas cosas. Creo que en varios partidos no se ha reflejado en el marcador final lo difíciles que han sido. En el último partido íbamos 14 o 16 puntos arriba y hasta el último cuarto estuvieron dándonos guerra. Si hay una diferencia así, es porque jugamos hasta el final. Por ahora hemos dado con las teclas para acabar mejor que los demás. Hay que mantener la línea y crecer más.

No es habitual ver un proyecto con tantos jugadores nuevos, aunque algunos se conocían de Burgos, y menos aún que empiece con la máquina tan engrasada. ¿A qué lo achaca?

Siempre pienso que para conectar en la pista, hay que conocerse un poco primero y saber cómo es cada persona. El hecho de que seis o siete jugadores ya nos conociésemos, nos permite ir varios pasos por delante. Todos, incluso Carles, hemos venido a escuchar nuestras ideas, que van en la misma línea. Tenemos ambición. Nos gusta donde estamos, pero queremos ir más arriba sin perder el foco del día a día. Nos divertimos al venir a entrenar y al jugar, incluso en los malos momentos. Vendrán derrotas, pero no debemos perder nuestra identidad.

¿Le sedujo el estilo rock n’ roll de Carles Marco para desembarcar en el proyecto del Leyma?

El club se puso en contacto con mi agente y yo, luego, hablé con Carles sobre el estilo de juego. El baloncesto se está yendo mucho a esa tendencia de posesiones cortas y ritmo muy alto. Cuando me dijo que era su idea, veo que se está reflejando en la pista. Creo que es ahí donde yo puedo dar lo mejor de mí: ir de arriba a abajo, posesiones cortas, no tener miedo... Aún queda mucho, pero creo que venir aquí fue la decisión correcta. Coruña me puede dar mucho y yo puedo aportarle.

Es un estilo que exige en lo físico y, en su caso como base, también necesita una concentración muy alta. ¿Cómo gestiona ese apartado mental?

Lo afronto desde la perspectiva de no pensar en el error. En el baloncesto, como en la vida, hay errores. Más, cuando tienes un estilo de muchas posesiones y tomas decisiones en décimas de segundo. Lo más importante es que el error no me penalice, sino que sea parte del juego. Igual que hay muchos aciertos y no nos paramos a decir «qué bien lo he hecho», con el error no me paro a lamentarme.

¿Siente la gratitud de la grada por la garra que muestra en la pista?

Desde el inicio de la temporada dije que esta es una de las cosas más importantes que tiene que transmitir el equipo. Que la gente venga a sentirse parte del trabajo de este club y de este equipo. Ahora mismo, el Coliseum vibra con esas acciones, se siente parte de esto. Eso es como jugar con seis en casa y se nota. Cuando me tiro o yo, o cuando se tiran Caio, Jacobo o quien sea, también se están tirando ellos.

¿Percibe la responsabilidad ascender sobre sus hombros?

Cuando vienes de éxitos de este calibre, el listón está alto, pero solo triunfan dos. Lo más importante es que el ascenso sea una recompensa. El objetivo tiene que ser disfrutar de cada día, cada partido y cada entrenamiento, y que la afición sea partícipe de esto y se sienta orgullosa de su equipo. Si la recompensa es un ascenso en mayo o en junio, será un fiestón. Si no, cuando acabe la temporada, quiero volver a casa sintiendo que ha sido un año muy bonito y decir que lo he dado todo.

«Han sido semanas difíciles por una circunstancia muy delicada»

¿Cómo llevó el caso Mencía?

No nos vamos a engañar, ha sido una situación difícil. Además, se juntó con alguna lesión. Yo, personalmente, lo que decía en el vestuario es «controlar lo que está en nuestras manos». Hay situaciones que han sucedido como han sucedido. Nosotros nos dedicamos al baloncesto, sin quitarle el foco a lo que es más importante. En el club hay responsables que hicieron su trabajo como han considerado que tenían que hacerlo. Y nosotros nos hemos dedicado a jugar en la pista. Para seguir funcionando a pesar del ruido hicimos una pequeña burbuja.

Guillem Jou y usted, además, son los capitanes

Nos reunimos todos. Nosotros, como capitanes, tuvimos la primera palabra, pero cada uno hablamos con nuestra opinión. Pase lo que pase, tenemos que estar juntos. Han sido semanas muy difíciles por una circunstancia muy delicada. El club trabajó de la mejor manera que pudo y hay que seguir adelante.

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