Adolfo Aldana (San Roque, 1966) pervivía hasta aproximadamente las ocho y cuarto del pasado sábado en los registros históricos del campeonato de Liga. Él, autor del último tanto de la temporada de aquel Real Madrid que se proclamó campeón en la 1989-90 a las órdenes de Toshack con una cifra insólita de goles, fue además testigo directo de cómo acababan con su particular pedazo de protagonismo, aunque en un principio no estuviera reservado para él. Con el título en el bolsillo, los blancos recibían la visita del Oviedo y Hugo Sánchez tenía al alcance de la mano el anotar 38 goles en la temporada, uno por partido. "Casi que jugamos todos para él", recuerda el exfutbolista del Madrid.

El mexicano marcaría tres tantos en la victoria de los de Toshack por 5-2 y conseguiría su récord particular, pero sería su compañero Aldana quien escribiría su nombre en un registro histórico que se ha mantenido durante más de veinte años. El también exjugador blanquiazul, que ahora reparte su tiempo como profesor de Técnica futbolística en la escuela de entrenadores andaluza y organizador de un campus infantil en verano, cerraría la goleada ante los asturianos y colocaría en 107 tantos el techo anotador del campeonato. La cifra permanecería imbatible hasta que Sami Kedhira el sábado en el Camp Nou le robó la cartera a Puyol e inauguró un nuevo registro que todavía está por ver hasta dónde llega.

"Marqué un gol bonito, a pase de Rafa Martín Vázquez, creo recordar", rememora sobre un tanto al que define como una "anécdota" dentro de su carrera. "No me lo han recordado mucho, pero no tenía claro si era el 108 o el 109", reconoce refiriéndose al gol del centrocampista alemán el pasado sábado en el Camp Nou.

Ese tanto quedaría, sin embargo, como uno de sus mejores recuerdos de su paso por el Madrid, además del haber compartido equipo con la Quinta del Buitre. Después de llegar al club de La Castellana como juvenil, no terminaría de consolidarse y en la temporada 1992/93 un equipo recién ascendido que el año antes había coqueteado con regresar a Segunda División le ofreció la posibilidad de sumarse a un ilusionante proyecto que comenzaba a dar sus primeros pasos.

En ese incipiente conjunto viviría sus "mejores años" como futbolista. Su rendimiento le abriría incluso las puertas de la selección española en vísperas del Mundial de Estados Unidos al que finalmente no pudo aspirar debido a una grave lesión. De su estancia en aquel equipo, que pasaría a la historia como Superdépor, habla con cariño y a la vez nostalgia de todo lo conseguido. "Fue tremendo".