La Federación de Peñas había planeado arrancar el partido ante el Huesca el domingo en Riazor, el último de la temporada y en el que podría quedar sellado el ascenso, con una fiesta previa en los aledaños del estadio. Para ello consensuaron con el Ayuntamiento y con la Policía Nacional aprovechar la avenida de La Habana, habitualmente cortada al tráfico los días de partido, como punto de encuentro para los aficionados. Varias carpas con comida, bebida y actuaciones musicales servirían desde las tres de la tarde como adelanto de la tarde que se espera en Riazor el domingo. El plan quedó descartado, después de que la Federación hiciera todas las gestiones necesarias para lograr patrocinadores, el jueves por la tarde. "Te llevas una desilusión tremenda", resumió ayer el secretario del organismo que agrupa a las peñas blanquiazules, Miguel Otero.

Nada ha tenido que ver oficialmente que la Comisión Antiviolencia haya declarado el partido como de alto riesgo debido a la trascendencia que adquirirá el partido en caso de que el Deportivo confirme el ascenso. La respuesta final desde María Pita llegó horas antes de que se conociese la decisión de Antiviolencia. "La versión oficial es que se debe a motivos de seguridad, pero nos lo podían haber comunicado con anterioridad", lamentó Otero.

Un día antes de que el Ayuntamiento le comunicase a la federación que no podría celebrar la fiesta tal y como estaba prevista, sus representantes se reunieron con los de las peñas para analizar sobre el terreno de qué modo se podría organizar la fiesta previa de la afición. "Se había analizado todo con ellos", recordó Pardo sobre los requisitos expuestos por el Ayuntamiento.

Lo cercano de la decisión con respecto al partido deja sin margen de maniobra a la Federación. "Se nos hace inviable, es muy costoso", justificó el secretario de las peñas, quien a la vez lamentó la falta de coordinación existente entre todos los organismos implicados: "Si se quisiera colaborar se podría hacer algo grandioso".