Todo el estadio enmudeció cuando ante Osasuna, casi al final de la primera parte, Riki se retorcía de dolor en el área rojilla después de recibir un pisotón de Loé. Muchos se temieron lo peor, a tenor del historial de lesiones del delantero y más cuando tuvo que ser retirado en camilla. Al final regresó al campo sin problemas y le dio tiempo a errar un penalti y marcar antes de ser sustituido. Todo parecía haberse quedado en un susto pero ayer el punta de Aranjuez trabajó al margen de sus compañeros.

El madrileño realizó carrera suave en solitario alrededor de los campos de entrenamiento y tras varios minutos sobre el césped se retiró. Tras intercambiar unas palabras con el facultativo del club, Carlos Lariño, el nueve reconoció que aún tenía dolorida la zona. "Me molesta un poco", admitió el futbolista, que cree que "no es nada grave" y descartó que tenga que someterse a pruebas médicas.

Riki, sin embargo, realizará trabajo de recuperación en solitario para no forzar la zona y favorecer que el dolor remita. El objetivo es que durante la semana el delantero pueda apoyar sin dolor y trabajar con normalidad para preparar con garantías el encuentro del domingo ante el Valencia.

El jugador, que se estrenó ante Osasuna demostrando que su olfato goleador sigue intacto, le ganó la partida al inicio a Nélson Oliveira. El ariete, que fue uno de los hombres importantes de la pasada campaña y que demostró su compromiso con el equipo al quedarse en Segunda División, está llamado a seguir siendo uno de los puntales de la plantilla, a pesar de la llegada del punta luso.

El jugador no ha podido comenzar mejor su vuelta a Primera después de marcar un bello tanto y abrir la lata. El único punto negro en su horizonte pueden ser las lesiones, que varias temporadas le han dificultado tener continuidad.

Aún así, no le impidieron convertirse, junto con Lassad, en el máximo realizador del equipo la pasada campaña (14 tantos), cifra que espera, al menos, igualar este año.