Con la sensación de un empate que se queda corto, aunque también con la de haber podido obtener menos, acabó ayer el Deportivo un partido que confirma el carácter arriesgado del equipo, que apuntala las oportunidades de las que disfruta sobre las que concede a su rival. El tanto tras jugada ensayada de Riki permite sumar un punto y a la vez conservar las sensaciones intactas.

Fue un recurso que a los de mayor edad en el graderío le recordó al modo en que lanzaba las faltas Fran y que a los más jóvenes les sirvió para descubrir que el conjunto blanquiazul añade soluciones a su juego conforme avanzan las jornadas.

El tanto alteró el guión de los visitantes, a los que casi desde el primer instante se les adivinó la intención de ordenarse lo más cerca de su área posible para salir con velocidad sobre un Deportivo al que también se le intuye por donde se le puede hacer daño.

Ayer, sin embargo, al equipo no se le evidenciaron los problemas defensivos que le lastraron en el partido de Mestalla, aunque el tanto del empate de Barrada fuera consecuencia de uno de esos errores.

El gol del empate descubrió de nuevo la falta de coordinación o entendimiento existente entre Marchena y Aythami en determinado tipo de jugadas. Con el equipo lanzado al ataque, la transición hacia la defensa delata el abismo existente entre el centro del campo y la retaguardia.

Así fue que Colunga se encontró con un balón prácticamente en el centro del campo. Aythami y Marchena, casi al unísono, se lanzaron sobre él sin percatarse que por la izquierda entraba Barrada.

Al delantero asturiano le bastó un toque para dejar a su compañero en ventaja sobre Manuel Pablo y Abel Aguilar, que acudían a la cobertura sin apenas opciones de evitar que el franco-marroquí batiese a Aranzubia.

El empate fue la consecuencia lógica en cuanto el Getafe se estiró y comenzó a llevar peligro al área blanquiazul. Colunga lo tuvo unos minutos antes después de un disparo violento desde la frontal que el portero deportivista no acertó a atrapar y que le quedó muerto en las narices del meta. Aranzubia enmendó su error y rechazó el remate del delantero visitante que a la vez confirmó lo poco que necesitan los rivales para crearle peligro a los blanquiazules.

Casi lo mismo que necesita el equipo de Oltra para desplegarse con picante sobre el contrario. Ayer fueron de nuevo Bruno, Pizzi y Riki los que mayores problemas crearon al Getafe, como lo habían hecho en las jornadas anteriores a Osasuna y Valencia.

La aportación ofensiva de los blanquiazules depende casi en exclusiva de la aportación individual de los tres y el equipo sigue adoleciendo de la pausa suficiente para crear oportunidades a través del juego.

Los partidos se convierten así en un intercambio de golpes, como ocurrió en determinados tramos del primer tiempo. A las llegadas del Getafe le siguieron otras tantas de los blanquiazules. Un buen disparo de Bruno y otro de Riki desde fuera del área que se marchó ligeramente por encima del larguero de la portería de Moyá cerraron el primer tiempo con una igualada que se presentaba efímera por cómo se habían comportado ambos equipos.

Cuando los contrincantes, como ocurrió ayer, aceptan pegarse de ida y vuelta suele ganar quien mejor aprovecha los riesgos que asume el contrario.

Al Deportivo casi le traicionan los suyos nada más arrancar la segunda mitad, que sin embargo había comenzado con la intención de que hubiera mayor pausa en el juego. Otro despiste a punto estuvo de colocar al Getafe por delante casi sin quererlo. La fortuna sonrió a los de Oltra con el inexplicable fallo de Xavi Torres con Aranzubia ya batido sobre la línea.

La oportunidad, comprobado el guión, exigía una respuesta por parte del Deportivo, que la encontró en el recién incorporado Camuñas. Fueron los minutos más anárquicos y a la vez los de mayor peligro del Deportivo, que se encontraría con una doble oportunidad tan clara como la que había tenido minutos antes Xavi Torres. De modo igualmente incomprensible, los remates deportivistas no terminaron con el balón dentro de la portería.

Sería la última clara del partido, salvo por un mano a mano de Riki con Moyá que el portero visitante resolvería fuera del área.