"Todavía hay vida", dice Domingos Paciência, aunque cada día que pasa las matemáticas ponen la salvación más cuesta arriba para el Deportivo, colista tras haber sumado únicamente 16 puntos. Mucho tendrá que mejorar el equipo coruñés para repetir el milagro que el Zaragoza culminó la pasada temporada. Hace justo un año, mientras el Dépor luchaba por regresar a la máxima categoría, el conjunto maño se desangraba en el farolillo rojo de Primera. Con 15 puntos en 22 jornadas, uno menos de los que ahora suma el Dépor, nadie daba un duro por la permanencia del equipo aragonés. Parecía desahuciado, un auténtico cadáver, pero tras completar una segunda vuelta de Champions terminó el campeonato con 43 puntos, certificando su continuidad en la elite con un final de Liga soberbio que culminó con cuatro victorias consecutivas, la última en el campo del Getafe (0-2).

Un desenlace épico, apoyado en varios resultados cuando menos sorprendentes, algunos salpicados de circunstancias extrañas, como los tres expulsados del Getafe en la jornada definitiva. La llegada de Manolo Jiménez, que relevó a Javier Aguirre en el banquillo de La Romareda, mantuvo viva la fe en el objetivo, aunque no tuvo un inicio sencillo, más bien todo lo contrario. "Podremos descender, pero no permitiré que nadie baje los brazos ni que el equipo se arrastre por los campos de Primera", proclamó el sevillano en repetidas ocasiones. Mantuvo a todos firmes y no dejó que nadie se dejara llevar. Eso debe hacer ahora Domingos, obligado a dar un golpe sobre la mesa tras la pobre imagen ofrecida el pasado fin de semana en el Coliseum Alfonso Pérez, donde únicamente Riki se salvó de la mediocridad colectiva.

El Zaragoza llegó a estar a 12 puntos de la salvación tras la jornada 25, pero acabó levantándose. No es el único ejemplo reciente de un colista que terminó resucitando en la recta final. Hace dos campañas fue el Málaga el que protagonizó una reacción colosal. Cerró la jornada 22 con 18 puntos, dos más de los que ahora tiene el Dépor, pero acabó salvándose con cierta holgura, cerrando el campeonato con 46. Más espectacular aún fue la reacción del Mallorca en el curso 2008-09. También era farolillo rojo con 18 puntos a estas alturas, pero se disparó hasta los 51, quedándose a las puertas de la zona europea.

Son todos precedentes que invitan a no perder la fe, aunque la reacción ya no puede esperar más. Tiene que ser inmediata, empezando por el partido del próximo sábado contra un rival directo como el Granada (22.00 horas). Será la primera de las 16 finales que le esperan al Deportivo. Nueve de ellas tendrán como escenario Riazor y siete serán a domicilio, otro dato más que alimenta la esperanza de que el equipo coruñés acabe consiguiendo su objetivo de la salvación. Para ello hará falta fútbol y, sobre todo, intensidad. La que exige Domingos y la que también demanda la hinchada, cada vez más desencantada con un equipo cabizbajo y sin alma que hasta el momento no ha sabido estar a la altura de su ejemplar afición.