Fernando Vázquez, entrenador del Deportivo, ha confesado que lo pasó mal cuando se encargó del banquillo del Celta de Vigo, al que llevó a Primera División a mediados de la década pasada y le clasificó para la Copa de la UEFA, y ha asegurado que la ciudad de A Coruña es "más cariñosa" que la de Vigo.

"La ciudad de Coruña es menos presionante, es más cariñosa, es posible que esa sea la palabra. La convivencia es más fácil. Hablo en general, no solo en fútbol. Vigo es una ciudad más dura, más complicada, incluso más difícil de dirigir. En Vigo, las aficiones tienen su forma de pensar, de tratar al entrenador, conmigo creo que fue demasiado fuerte lo que pasó", explicó el técnico gallego en una entrevista a Radio Nacional de España.

"Estando en 'Champions', yo era el centro de atención, no lo podía entender. Ganar un partido y ser pitado. Y ser pitado antes de los partidos. No tengo sentimiento de rencor o venganza, tengo casa en Vigo y me siento querido, pero tuve problemas con los aficionados. En el Deportivo, en situaciones parecidas, límites, no le hicieron pasar esas al entrenador", añadió.

Vázquez lamentó que el clásico del fútbol gallego, en el que el Deportivo se impuso al Celta en la última jornada que se ha disputado del campeonato (3-1), no sea "como el vasco", con buena sintonía entre las dos aficiones, y responsabilizó de ello, en parte, a los políticos por sus "localismos".

"En los derbis ya ves lo que pasa. ¿Por qué hay que pelear para que las dos aficiones se lleven mal? A veces hay gente interesada. A veces son los propios políticos los que intentan romper, no unir, si no disociar. ¿Qué es lo que más daño hace a un país? Los localismos. Nosotros podríamos tener un derbi impresionante, universalmente conocido, y no lo tenemos porque nos peleamos entre vecinos", dijo.

El preparador deportivista, que llevaba sin entrenar (al margen de haber dirigido a la selección gallega) desde abril de 2007, cuando fue destituido por el Celta, reconoció que se estaba planteando volver a dar clases de inglés en el instituto.

"Tenía ganas de volver ya. No me costó nada decidirme. Estaba esperando una oportunidad. Estaba pensando marcharme, volver al instituto, me estaba planteando eso porque la cosa empezaba a ser un poco preocupante. La familia empezaba a preocuparse por mí aunque yo estaba cómodo. Cuando el Deportivo me llama a la una y media de la mañana, volví a renacer, volvió a cambiarme la vida en nada", declaró.

Se cumplió así uno de sus deseos, dirigir al Deportivo, que le llamó tras la dimisión del portugués Domingos Paciencia para hacerse cargo del colista de la Liga BBVA en un momento límite a nivel deportivo y complicado en lo institucional, con el club en concurso de acreedores.

"El Deportivo me quería, yo estaba libre y me parecía un buen momento, volvía a Primera, que no es fácil, y lo aproveché. Cuando venía por la autopista hacia A Coruña sabía que iba a ser entrenador del Deportivo, no iba a poner condiciones fuera de lugar. Me consideré ganador cuando me subí al coche para hacer ese recorrido", relató.

Vázquez aseguró que la situación económica del equipo no está afectando al rendimiento de los jugadores, aunque cuando llegó, tenía dudas de que sí influyera.

"Es imposible escaparse de la situación económica. Cuando llegué, no sabía lo que influía en el rendimiento. Ahora te digo que no, que el equipo tal y como entrena, no piensa en el dinero", señaló.

El entrenador del Deportivo explicó que la victoria ante el Celta ha cambiado el panorama para el colista, que ha recuperado oxígeno al haber aprovechado los fallos del resto de rivales directos en la lucha por la permanencia.

"El fútbol tiene estas cosas, miras por el cristal, no ves nada hacia fuera, ganas un partido y el cristal se hace transparente. Necesitábamos ese oxígeno. Vas por Coruña y parece que ganamos la Copa de Europa. Eso da ilusión, esperanza, y nos hacía falta", expuso.

El técnico, que ahora tiene 58 años, hizo un repaso por su trayectoria en los banquillos y reveló que el fútbol "forma parte" de su vida, tiene "cosas positivas y negativas y también hace daño".

"No le dediqué el tiempo suficiente a mis hijos. Para mi familia, tenía cero minutos. Era profesor por la mañana y entrenador por la tarde. Miras para atrás y fue duro", apuntó.

"No siempre tuve éxito. Lo más duro es descender o el cese. Con el descenso de Las Palmas (2002) sufrí un shock emocional. Faltaban ocho partidos, teníamos que ganar uno solo. El público estaba entregado y no ganamos y descendimos en San Sebastián y llegamos al aeropuerto de Las Palmas y el recibimiento fue como si fuéramos campeones de Europa", repasó.