De hoy no pasa. Así lo creen Fernando Vázquez, sus jugadores y por supuesto también los miles de seguidores que esta tarde llenarán Riazor. Hoy es el gran día, el del ansiado y merecido ascenso. Todos están convencidos de que quedará sellado ya, sin tener que esperar a la visita de la última jornada a Girona. Al Deportivo le basta con puntuar ante el Jaén para ser equipo de Primera matemáticamente, pero se ha propuesto alcanzar el objetivo a lo grande, brindándole la victoria a la afición después de una temporada especialmente gris en casa. Ese es el único objetivo, ganar como sea, sin especular lo más mínimo con el resultado.

El ascenso, que parecía un sueño inalcanzable cuando empezó la temporada, está a solo un pequeño paso. Conseguirlo tiene un mérito enorme, más allá del bache de las últimas jornadas o de los continuos tropiezos de los rivales directos. Lo que darían el Mallorca o el Zaragoza, los otros dos descendidos, por estar ahora mismo en la piel del Deportivo. El mérito es tremendo, especialmente para un equipo como el coruñés, que se ha encontrado con un camino lleno de piedras ya desde el verano, incierto tanto en el aspecto deportivo como en el institucional. Fernando Vázquez y sus jugadores superaron uno a uno los obstáculos con el apoyo de una afición fiel que nunca dejó de creer pese a los mazazos en Riazor.

Las bajas condicionan la alineación blanquiazul en la cita más trascendental de la temporada. Núñez y Lopo están sancionados, mientras que Wilk se perderá el encuentro por lesión. Sissoko mejora de sus molestias en la rodilla izquierda y tiene opciones de jugar. Dependerá de cómo evolucione y de sus sensaciones en el calentamiento. Si finalmente el marfileño no está para competir, Vázquez apostará de inicio por dos delanteros: Toché e Ifrán. El Jaén también llega con algunas bajas, la más ilustre la de Jozabed. El que sí estará será el exfabrilista Jona, revalorizado a base de goles en su primera temporada en Segunda. Los andaluces se juegan la vida, su continuidad en la categoría. Cederán el control y se replegarán para tratar de estirarse a la contra. El Dépor, en cambio, saldrá descaradamente al ataque, más convencido que nunca en sus posibilidades. Tiene argumentos de sobra para ganar, empezando por Riazor. Fue su asignatura pendiente durante todo el curso, pero hoy debe convertirse en la lanzadera perfecta para tomar el último impulso hacia Primera, el definitivo.

El exfabrilista ha firmado quince goles en su primera campaña en Segunda. Muy peligroso dentro del área, pierde protagonismo cuando recibe lejos de la portería.