El "plan específico" anunciado por Víctor Sánchez para Luisinho Correia tras el incidente del pasado sábado entre el lateral y Alejandro Arribas continuó ayer por la tarde en Abegondo, donde el portugués volvió a hacer una parte con el grupo y otra al margen, nuevamente apartado del resto de sus compañeros. El entrenador dividió a la plantilla en dos mitades para hacer tareas diferenciadas. Por un lado, rondos y ejercicios tácticos a sus órdenes en el campo número 2; y por otro, un circuito físico con balón bajo la supervisión de Nacho Oria, en el campo 4. En ese segundo grupo estuvo Luisinho, junto a su inseparable Sidnei, más Lopo, Róber, Medunjanin, Juanfran, Queijeiro, Lucas, Mosquera, Cartabia, Fayçal y Fernando Navarro. Tras una hora de trabajo, los papeles se intercambiaron y los futbolistas que habían estado con Oria se pusieron a las órdenes de Víctor, y viceversa. Todos, salvo Luisinho, que en ese momento quedó al margen para realizar carrera continua en solitario bajo la supervisión de José Ángel Franganillo, igual que el lunes.

En ningún momento el entrenador tuvo en su grupo de trabajo al lateral, que se quedó fuera de todos los ejercicios tácticos, incluido el partidillo de once contra once con el que finalizó la sesión. Es más, las tareas pautadas para el portugués terminaron media hora antes de que concluyera la sesión, con lo que no volvió a cruzarse con sus compañeros. Por segundo día consecutivo se retiró a los vestuarios en solitario mientras los demás futbolistas, incluido Arribas, seguían preparando el debut liguero del sábado. Una nueva prueba de que Víctor no cuenta con Luisinho para el inminente estreno ante la Real Sociedad. Camino de la ducha, el portugués atendió amablemente las numerosas peticiones de autógrafos y fotografías de seguidores que acudieron a la ciudad deportiva, hasta el punto de acceder a tomar en brazos a un par de niños para dejarse retratar con ellos.

El lateral conecta de lleno con un sector mayoritario de la afición, que le agradece su entrega, su carácter ganador y su plena identificación con el club y la ciudad. Se siente deportivista por encima de todo, tal y como reflejó el propio futbolista en el comunicado que hizo público ayer, en el que pide disculpas, admite su error, muestra su arrepentimiento y solicita que le dejen trabajar. Esa conexión con la grada contrasta con la distancia entre el jugador y el técnico, que ayer evitó tenerlo directamente a sus órdenes para marcar todavía más esa evidente separación. De momento, el luso sigue al margen y sus compañeros, según Juan Domínguez, apoyan "en todo" al madrileño y respaldan cada una de sus decisiones. "Todo lo que hacen tanto el entrenador, como el cuerpo técnico y el club, es a favor del equipo. Lo tenemos todos claro y nadie duda de eso. Estamos con él y con el club al 100%", indicó el naronés, uno de los cuatro capitanes del equipo. A su juicio, todo este revuelo no mermará el rendimiento del equipo blanquiazul frente a la Real. "Estamos muy centrados en el trabajo y concentrados en preparar bien el partido", añadió el mediocentro, cuyo deseo es que "la situación se resuelva de manera favorable para todos, para el club, para Luisinho y para todo el mundo".

En esos ejercicios tácticos de ayer en los que no participó el portugués, Víctor todavía no comenzó a esbozar cuál será el once que presentará en el debut. El técnico ensayó los saques de banda cerca del área contraria para buscar centros peligrosos y también repasó varios tipos de acciones de estrategia, tanto faltas laterales como saques de esquina. Realizó continuas correcciones a sus jugadores durante ese ejercicio, que completó primero un grupo y luego el otro, y también durante el partidillo a campo completo con el que finalizaron las dos horas de entrenamiento, en el que el madrileño mezcló a los teóricos titulares en ambas formaciones.