Siempre a remolque en el marcador, el Deportivo desplegó todo su arsenal ofensivo para buscar una remontada que se le resistió pese a sus continuos ataques. Volvió a mostrar más y mejores argumentos que el curso pasado pero no resultó suficiente para conseguir un resultado positivo. Mucha variedad en campo contrario lució el Dépor, guiado por un Luis Alberto especialmente inspirado entre líneas. El andaluz destacó por su facilidad para generar peligro. Tiene claro siempre qué hacer con el balón y, cuando no lo asisten sus compañeros, sabe fabricarse él solo la jugada. Su actuación fue la nota más positiva de un encuentro en el que el equipo blanquiazul acabó pagando muy caros sus errores defensivos. Venía de derrochar solidez y orden, pero se vio desarmado en el arranque ante un Sporting pletórico en cuanto a la eficacia, justo lo que le faltó al cuadro coruñés.

El Dépor generó bastantes ocasiones, sobre todo en la segunda parte, de sobra como para haber arañado al menos un punto. Le faltó un poco más de precisión en el remate, pero su caudal creativo fue abundante. No solo brilló Luis Alberto. También Lucas se dejó ver con varias acciones de mérito. Mucha libertad de movimientos mostró el coruñés, dejándose caer a las bandas para abrir espacios a sus compañeros. Menos intervino Fayçal, sin el protagonismo de anteriores partidos. El Dépor tuvo el balón con la clara intención de hacer daño. Jugó sin ataduras y no necesitó combinar demasiado para buscar el área, demostrando una verticalidad que la campaña pasada no tenía.

La obligación de tener que darle la vuelta al marcador hizo que el Deportivo llevara la iniciativa de forma descarada, jugando casi permanentemente en campo contrario. En algunas fases de la primera mitad fue un auténtico ataque de locura, con llegadas continuas y un ida y vuelta constante, como si el partido estuviera en su recta final. Desde el banquillo Víctor buscó soluciones con Luisinho, Jonathan Rodríguez y Fede Cartabia, incluso retocando el dibujo táctico. Los cambios no tuvieron el resultado esperado y el Dépor se fue apagando con el paso de lo minutos. Sin dejar de creer, pero llegando cada vez con menos claridad. Acabó muy cansado. Mientras le duró la gasolina derrochó valor para embotellar al Sporting. Se le iba a hacer largo el partido a los asturianos, aunque al final los dos acabaron sufriendo, los visitantes para no encajar y los locales por la impotencia de comprobar que no tenían ideas ni fuerzas para más.