Víctor Sánchez del Amo sigue cuidando todos los detalles. Ayer dedicó buena parte del entrenamiento a trabajar la eficacia en la disputa de los balones aéreos. No es habitual ver ese tipo de ejercicios en Abegondo, pero el próximo rival es el Athletic Club, un equipo especialmente poderoso por alto. De hecho, cinco de sus ocho goles los marcó de cabeza: dos Aduriz, uno Raúl García, otro Sabin Merino y el último Laporte, la pasada jornada frente al Valencia (3-1) a la salida de un córner lanzado por Beñat. En ese mismo partido también anotó Susaeta tras un envío lejano de Iraizoz que Raúl García ganó por alto para bajar el balón a Aduriz y que este asistiera a su compañero.

Para reforzar ese tipo de acciones, Víctor preparó ayer un ejercicio novedoso. Dividió a sus hombres en grupos de cuatro para formar dobles parejas, cada cuarteto en un área acotada, que sucesivamente fueron saltando para despejar los balones que les enviaban los porteros desde más de 40 metros de distancia. El dúo que ganaba cada salto adquiría automáticamente el derecho de correr a toda velocidad hacia el área para rematar, mientras que la pareja perdedora tenía que defender para evitar el gol. El técnico contabilizó cada tanto, tratando de fomentar el carácter competitivo del ejercicio. Además, exigió limpieza en los saltos y aleccionó a sus jugadores para que no abrieran los brazos en esas disputas aéreas, en general muy espectaculares.

Tras esa tarea, los futbolistas hicieron trabajo por grupos en espacios reducidos, para a continuación disputar un partidillo de once contra once en el que Víctor insistió sobre todo en la presión y el repliegue. Con los internacionales Borges, Medunjanin y Jonathan todavía ausentes, el entrenador mezcló a titulares y suplentes. De un bando formaron Juanfran, Lopo, Manuel Pablo, Navarro, Domínguez, Mosquera, Cani, Jonás, Luis Alberto y Lucas; y del otro: Laure, Arribas, Sidnei, Saúl, Álex, Fayçal, Cartabia, Luisinho, Cardoso y Riera.