En los últimos treinta años Riazor ha sido escenario de una colección de derbis marcados por diferentes circunstancias que ha hecho pensar que estamos ante una especie de edad de oro del clásico gallego. Unas veces por culpa del fútbol y otras, por una simple polémica.

-El 'play off' de 1987. Inolvidable temporada del play off de ascenso a Primera División, uno de los inventos más funestos del fútbol español. El 6 de junio el Celta -que había perdido en A Coruña 3-0 en la temporada regular- consigue en Riazor una victoria clave gracias a que Díaz Vega convirtió en penalti un derribo fuera del área sobre Alvelo. Baltazar anotó el gol y pocas semanas después el Celta lograría el ascenso a Primera. El Dépor debería seguir esperando.

-Estreno del Superdepor. El caprichoso calendario decidió que al Celta abriese dos temporadas seguidas la Liga en Riazor. En1992 de alguna manera fue el primero en probar de cerca a qué sabía el Deportivo de Mauro Silva y Bebeto que jugaban ante los vigueses su primer partido oficial. Ese día el Celta perdió 2-0 en un partido en el que el malogrado Tito Vilanova falló un penalti que podía haber cambiado la historia de aquel derbi. Un año después el Celta arrancó en ese choque inaugural un valioso 0-0. Eran los tiempos del fútbol los domingos a las cinco o seis de la tarde.

-Sin regalo de Navidad. Uno de los triunfos en A Coruña que mejor recuerda el celtismo, un regalo de Navidad (se jugó el 21 de diciembre de 1994). Con el Dépor en su etapa gloriosa y el Celta sobreviviendo como buenamente podía en Primera División llegó entre semana -lo que lo hizo un tanto extraño- el triunfo del equipo que dirigía Carlos Aimar. Marcaron Losada y Gudelj para hacer inútil el tanto que Bebeto anotó en los últimos minutos del partido.

-Un ruso y un brasileño. Finales de los noventa y los primeros años del nuevo siglo son los de un tiempo negro para el Celta en Riazor donde el equipo de los rusos, el mejor que se recuerda en Vigo, fue incapaz de lograr un triunfo en el estadio coruñés. Llegarían después generaciones más modestas que sí disfrutaron del placer de ganar en casa del gran rival. Allí todo se les torcía. En 1999 se vivió uno de los derbis más calientes de la historia, el del enfrentamiento entre Djalminha y Mostovoi que dejó imágenes nada edificantes por ambas partes. Por cierto, que llegó en la secuencia de partidos que acababa resolviendo el Turu Flores. Ocurrió en los dos partidos que se jugaron durante 1999.

-El gol de Djalminha. Un partido que se recuerda por un gol, pero también podría hacerlo por cómo afrontó el partido el Celta. Nueve bajas tenía Víctor para acudir a Riazor a jugar el partido de Liga. Ese día entró en la lista por primera vez un tal Borja Oubiña. Junto a él Jorge Fernández. Y Víctor tuvo que oponer al Depor una alineación de circunstancias con cinco defensas (Coira, Noguerol, Yago, Cáceres y Tomás). El partido, sufrido para los coruñeses, acabó por decidirlo Djalminha con uno de los grandes goles que se han visto en la historia de los derbis. Quedó en la memoria de los hinchas aquel instante de genualidad, pero aquella resistencia heroica del Celta también merece su espacio en el recuerdo.

-La lesión. Vamos con un derbi triste. El de septiembre de 2001 cuando Manuel Pablo se rompió la tibia y el peroné tras un choque con el céltico Giovanella. Fue la circunstancia más triste de un derbi realmente vibrante en el que los dos equipos rompieron a jugar como nunca. Empataron 2-2 y marcó Berizzo su único gol al Dépor.

-Más Dépor, menos Celta. El partido de mayo de 2004 es uno de los que más pesadillas ha generado al celtismo. En la penúltima jornada el Celta jugándose media vida perdió 3-0 tras una primera parte que aún ahora genera escalofríos. Ese día los vigueses pusieron un pie en Segunda División y Berizzo fue expulsado.

-Superiodad celeste. Le costó al Celta volver a ganar en el templo deportivista y lo hizo dos años seguidos. En 2006 gracias a los goles de Mauro Silva y Perera y en la temporada siguiente con el gol de Nené.

-Marchena y Aspas. Tanta ilusión tenía Aspas en 2013 que perdió la cabeza antes de que se cumpliese la primera media hora de partido. Marchena picó y el de Moaña entró como un toro al trapo. Su cabezazo marcó el partido en el estreno de Abel que había llegado al Celta tras la destitución de Herrera.

-La última cita en Riazor. Charles y Larrivey firmaron el triunfo del último precedente que hay en Riazor, un partido que el Celta ganó cuando Krohn-Dehli se metió el balón en el bolsillo.