Una remontada y un partido muy completo de los jugadores con menos presencia en las alineaciones le sirvieron ayer al Deportivo para dar un primer paso hacia los octavos de final de la Copa en su estreno en la competición frente al Llagostera. El equipo se sobrepuso al tanto inicial de los locales y también a la expulsión de Luisinho para ganar sin demasiado brillo, pero con autoridad.

Estaba por ver de qué modo respondían los menos habituales en las alineaciones, de comprobar hasta qué punto ha calado en la plantilla el ideario de Víctor Sánchez del Amo y de averiguar si la implicación se reparte por igual entre todos los jugadores.

El carrusel de rotaciones implantado por el técnico desde el comienzo de la temporada dejaba pocos inéditos para una competición de entrada reservada para los jugadores con menos minutos, pero existía la incógnita del momento en el que se encuentran futbolistas como Medunjanin, Juan Domínguez, Cardoso o Riera. El compromiso de ayer en Llagostera podía representar un espaldarazo para ellos o bien un nuevo disgusto.

Respondieron de manera desigual, igual que el equipo en un partido que abría el camino en la Copa con un encuentro incómodo. La responsabilidad era toda del Deportivo en esta eliminatoria inaugural para los blanquiazules y trataron de llevar la iniciativa desde el comienzo. Con un esquema menos habitual de lo que acostumbra Víctor en la Liga, el técnico le otorgó el manejo del equipo a Juan Domínguez como único pivote. El que llevó el pulso en la primera parte fue sin embargo Cardoso.

El portugués tenía ante sí la oportunidad de reivindicarse después de una temporada anónima. Por contrato tiene un hueco en la primera plantilla y no encontró acomodo en otro lugar para continuar su crecimiento, pero todavía debe demostrar si posee una plaza por derecho futbolístico en el conjunto de Víctor.

Casi todo el peligro que llevaron los deportivistas en la primera mitad llegó a través de las intervenciones del portugués, que consiguió asociarse con Luisinho y poner la iniciativa que le faltaba al resto de sus compañeros.

El equipo, sin embargo, fue reconocible de nuevo por lo que le ha distinguido desde el arranque del curso. Fue un conjunto competitivo, trabajado y con la mirada puesta en un duelo de entrada menor. Donde no recordó al equipo que acostumbra fue en la defensa.

El equipo se mostró endeble en algunas acciones, especialmente en las jugadas a balón parado, y se encontró con un tanto en contra cuando tenía el partido completamente dominado. El balón era de los deportivistas y el control del juego también, pero se vio por debajo en el marcador después de un lanzamiento de falta que la zaga no acertó a despejar. Lopo midió mal el fuera de juego en el rechace y se encontró con el remate de Juanjo solo ante Manu Fernández.

Antes habían sido Medunjanin y Oriol Riera los que lo habían probado, había sido el Deportivo el que acumuló las mejores oportunidades, pero se dio de bruces con la necesidad de remontar un compromiso que tenía controlado.

Aún tendría algún susto más Manu después de una indecisión con el canterano Róber. Eran los minutos en los que el conjunto blanquiazul se mostraba más débil, víctima de esa tiritona defensiva que le había entrado.

El equipo necesitaba calma, pero no la encontró en un Juan Domínguez que volvió a mostrarse perdido, errático en un compromiso en el que debía reivindicarse como el que más. Quizá gafado, como resumió el jugador esta semana en sala de prensa, pero seguro que sin la confianza que necesita un futbolista que se desempeña en una posición de la responsabilidad que tiene la suya en el campo.

Perdió la partida frente a Cardoso, Oriol Riera y también ante Medunjanin, los señalados ayer como los más necesitados de reconocimiento y minutos de juego. El bosnio, inédito desde el arranque del campeonato, participó y se mostró enchufado. Combinó con asiduidad en una segunda parte en la que al equipo le faltó la intensidad de la primera, pero en la que estuvo mucho más efectivo.

Encontró el empate después de una buena jugada de Cardoso por la banda izquierda en la que el portugués superó a un rival hasta meterse en el área y conectó un centro que golpeó en un defensa antes de caer a los pies de Cartabia. El argentino, también ávido de buenas sensaciones, envió la pelota a la red con un golpeo fortísimo.

A los deportivistas les quedaba media hora por delante para encarrilar por completo la eliminatoria y dejar en un trámite el encuentro de vuelta en Riazor, pero de nuevo un error propio colocaba al Llagostera en una posición de ventaja.

Luisinho, con una amarilla anterior, arriesgó en exceso en una entrada y se encontró con la expulsión. Quedaba entonces la duda de cómo reaccionaría Víctor, ver si el técnico escogía conservar el resultado o dejaba una defensa de tres. La entrada de Saúl García por Cardoso dejó clara la opción escogida, pero una gran jugada de Fayçal y un remate a la altura de Oriol Riera colocaron el marcador definitivo y el pase en bandeja para los deportivistas. El francomarroquí alumbró un pase por encima de la defensa y el delantero reaccionó con un disparo con la izquierda lejos del alcance del portero para completar una remontada de mérito para los deportivistas ayer en Palamós que volverá a dar la alternativa a los menos habituales dentro de quince días en Riazor.