Mandando en el campo pese a acabar con un hombre menos. Así terminó el Deportivo su partido de anoche, prueba de su clara superioridad sobre el Eibar. Ganó sin brillantez, porque no fue ni mucho menos su mejor partido de la temporada, pero con gran solvencia y aplomo. Lucas, de penalti, y Arribas firmaron los goles, uno en cada parte, para disparar al Dépor hasta los 26 puntos, suficientes como para empezar a cambiar de discurso. El de la permanencia es el obligatorio, el único que articulan públicamente técnicos y futbolistas, pero a estas alturas resulta escaso. La afición blanquiazul tiene derecho a soñar con algo más, con bastante más. En la víspera de las elecciones, el Deportivo volvió a hablar alto y claro. Votó por Europa. Y de forma rotunda. El tiempo dirá si ese es su horizonte real.

Indeciso se mostró el Eibar pese a que dominó con claridad en el tramo inicial, demostrando desde el primer momento que no venía a Riazor a achicarse sino a tratar de tú a tú a otra de las grandes revelaciones de la Liga. Al Dépor le sorprendió esa salida tan descarada del rival. Tardó algo más de diez minutos en entrar en el partido. No lo hizo con buen juego, porque apenas era capaz de dar más de tres pases seguidos, sino con arreones aislados, abusando de los pelotazos en largo para tratar de ganar la espalda a la adelantada defensa vasca. El Eibar controlaba la posesión y llegaba al área, sobre todo por la banda derecha, la de Keko, pero sin generar ocasiones claras. En cambio, el Dépor necesitó muy poco para inquietar la meta contraria. Está siendo una constante a lo largo de la temporada. Da igual que el rival lleve la iniciativa porque el equipo coruñés sabe esperar su momento para golpear. Con fortuna llegó su primera aproximación verdaderamente clara, tras un error del meta Riesgo en el despeje a la salida de un córner lanzado por Luisinho. El balón quedó muerto en boca de gol, sin que Sidnei ni ningún otro compañero acertara a empujarlo.

Poco a poco el equipo coruñés fue creciendo. Sin llegar a hacer un fútbol brillante, pero con la suficiente intención y profundidad como para sacudirse ese dominio visitante tan claro que presidió el arranque del choque. Apareció bastante Luis Alberto, la única novedad en el once, para liderar algunas contras en busca del primer tanto. Buscó conectar con Lucas, que derrochó tanta movilidad y velocidad como de costumbre. El coruñés las peleó todas, al igual que Luisinho, con bastante más protagonismo que Fayçal. El francomarroquí apenas entró en juego, pero en el minuto 18 se encontró con un regalo de la defensa que no supo aprovechar. Navarro sacó de banda en largo y Lucas ganó la línea de fondo para meter el balón en el corazón del área. El error en el despeje dejó la pelota mansa a los pies de Fayçal, que prefirió la potencia antes que la habilidad para finalizar la jugada. La afición se preparaba para cantar el primero, pero su trallazo no encontró portería.

El susto fue grande para los armeros, que espaciaron cada vez más sus llegadas al área coruñesa. Siguieron apretando arriba, pero sin tanta convicción como en el arranque. El Dépor no se acababa de encontrar del todo cómodo con el balón. Tampoco es que le hiciera falta. Prefería correr y explorar los espacios a la contra, su verdadera especialidad. Varias lideraron Luis Alberto y Lucas para seguir llamando a la puerta del gol, aunque fue Luisinho el que más jugadas acabó, con dos disparos lejanos, antes de que el Eibar respondiera con una buena acción de Keko, a cuyo centro no llegaron ni Sergi Enrich ni Borja Bastón. El exdeportivista sí anotó en la siguiente acción, aunque el tanto fue anulado por fuera de juego.

El partido era vibrante, con llegadas continuas a las dos áreas. Solo faltaba el 1-0 para que la felicidad del público coruñés fuera completa. Y llegó de un pelotazo de Lux al que corrió Lucas, de nuevo el más rápido y vivo, para provocar el penalti de Riesgo (m.40). Él mismo se encargó de transformar la pena máxima para ampliar a siete el número de jornadas consecutivas que lleva marcando. Con el de anoche suma una docena de tantos. Números de crack, como hacía tiempo que no se veían en Riazor. Faltaban cinco minutos para acabar la primera parte y ninguno de los dos equipos levantó el pie del acelerador. El Eibar siguió buscando buenos centros y el Dépor tampoco se echó atrás. Incluso pudo ampliar su ventaja en una buena acción por banda de Luis Alberto.

Con dos cambios ya agotados, pocas soluciones pudo buscar José Luis Mendilibar tras la reanudación. Los vascos siguieron teniendo más balón que ocasiones, aunque el disparo raso de Escalante desde la frontal salió fuera por poco. Antes ya había golpeado el Dépor dos veces, primero Álex y luego Lucas, en busca de un segundo gol con el que dejar el encuentro casi sentenciado. El plan era defender muy juntos, con ese orden y esa solidaridad que les caracteriza, pero sin perder de vista la portería contraria.

Con el paso de los minutos el Eibar fue atacando cada vez con menos fuerza. El partido estaba completamente controlado para el Dépor, cuando Luisinho cayó dentro del área y Estrada Fernández le mostró la segunda amarilla por simular penalti. Quedaban veinte minutos por delante para sufrir en inferioridad numérica bajo el diluvio que caía sobre Riazor, aunque poco duró el drama. Arribas, con su testarazo en el 73, hizo que el final fuera plácido. Otra acción de estrategia tuvo premio para el Dépor, esta vez un córner que Cartabia tocó en corto para que Fayçal buscara la cabeza del madrileño con un perfecto centro. El 2-0 acabó con todas las esperanzas del Eibar, mucho menos equipo que en la primera parte. Pese a acabar con un jugador más, los armeros no acabaron de meter atrás al Deportivo. De hecho, fue el equipo coruñés el que acabó mandando sin que peligraran nunca los tres puntos.