Pocas veces un árbitro resulta tan determinante como ayer lo fue Fernández Borbalán en Riazor. Hubo tres jugadas polémicas en las áreas, y en todas decidió a favor del Villarreal. Primero, tragándose dos claros penaltis, uno a Arribas y otro a Lucas; y después, ya en tiempo de prolongación, señalando una pena máxima discutible por un derribo de Fernando Navarro a Samu García. Bruno la transformó para anotar su segundo gol y deshacer el empate, que hubiera sido un premio menor para el Dépor. Si alguno mereció ganar, ese fue el equipo coruñés, mucho más valiente que su rival, sobre todo en la segunda mitad. Pese a la derrota, la primera tras ocho jornadas sin perder, Víctor y los suyos se quedan con la sensación de haber tuteado, y por momentos arrinconado, a uno de los grandes de la Liga. Eso no suma puntos, pero sí sensaciones, que también son importantes para seguir creciendo como equipo.

Venía el Dépor de despedir el año haciendo un partido gris en Getafe, de los peores de la temporada, así que solo podía mejorar. Lo hizo con los mismos once hombres que empataron en el Coliseum. Víctor repitió alineación pero cambió el estilo para tratar de hacer daño al Villarreal. Esta vez su equipo salió a por el partido de forma decidida pese a la dificultad de tener enfrente a un rival como el amarillo, bien armado y con muchísimos recursos de medio campo hacia arriba. Tras un arranque con alternativas y algunas imprecisiones por parte de los dos equipos, el Dépor se entonó y pasó a mandar de forma clara. Sin llegar a generar demasiadas ocasiones, pero dando la impresión de querer poner el partido de cara cuanto antes.

Al Villarreal no le importó ceder la iniciativa. Se sentía cómodo esperando atrás para salir a la contra, justo el arma preferida del Deportivo. El conjunto coruñés volvió a atacar mucho mejor a la carrera, con espacios, que tratando de triangular desde atrás. Aun así hubo algunas combinaciones peligrosas. Sobre todo las que inició Luis Alberto. Volvió a ser el acompañante de Lucas en ataque, aunque con mucha libertad para dejarse caer a la izquierda e intercambiar su posición con Fayçal.

De las botas del marroquí nació la primera llegada peligrosa, en el minuto 25. Se inventó un gran pase con el exterior del pie para dejar a Lucas solo ante Areola, pero el coruñés no acertó a acomodarse el balón lo suficientemente bien como para armar el disparo. Tres minutos después Luis Alberto firmó el primer tiro entre los tres palos, desde muy lejos, sin problemas para el meta visitante. Definitivamente, el Dépor se lanzaba a por el partido ante un Villarreal que echaba de menos a Bruno Soriano, bien taponado por Álex. No estaba siendo la mejor tarde del capitán amarillo, pero en el 36 culminó una acción aislada para poner al Villarreal por delante. Sin merecerlo, cobraba ventaja y obligaba al Dépor a dar otro paso más al frente. Luchaba contra los once futbolistas amarillos y también contra Fernández Borbalán, empeñado en desquiciar a los blanquiazules, jugadores y aficionados, con varias decisiones muy protestadas.

El Deportivo no bajó los brazos y siguió intentándolo con la esperanza de encontrar el empate antes del descanso. Lucas continuó con su recital de desmarques, pero volvió a estar demasiado solo arriba, igual que en Getafe. Menos protagonismo tuvo Fede Cartabia, incapaz de desbordar por la banda. El argentino acabó la primera mitad con un amago de lesión que provocó unos instantes de desconcierto general que casi aprovecha el Villarreal para aumentar su ventaja, con un balón a la espalda de la defensa que casi caza Soldado.

El Dépor se iba a la caseta por debajo en el marcador pero con la sensación de no ser ni mucho menos inferior a su rival. Tenía toda la segunda parte por delante para darle la vuelta al encuentro y solo necesitó tres minutos de la reanudación para encontrar el 1-1. Lucas se coló como una flecha por la banda derecha y conectó con Luis Alberto para que batiera por bajo a Areola. Empezaba otro partido. Un ida y vuelta constante con llegadas para los dos, como la que Lucas casi culmina en el segundo gol. Se coló en el área y regateó con rapidez pero su disparo de rosca no encontró portería. La respuesta del Villarreal, también muy clara, fue inmediata. Denis se plantó solo ante Lux tras un error de Sidnei en la salida de balón y el meta argentino, decisivo como en Getafe, evitó el tanto con una gran parada.

Quedaba media hora larga para vibrar con un partido completamente descosido. El balón circulaba a toda prisa de un campo al otro. A ras del césped y también con balonazos en largo, los que más le gusta correr a Lucas para sorprender a los defensas, que varias veces tuvieron que recurrir a las faltas para frenarlo. De una de ellas nació otra jugada polémica. Arribas subió a rematar de cabeza y Areola se lo llevó por delante. Fernández Borbalán no vio penalti. La acción acabó en córner, tras el cual fue Lucas el que pidió pena máxima por un agarrón. Tampoco vio nada esta vez el colegiado andaluz.

El partido estaba para cualquiera de los dos. Para el Dépor, porque quería y podía; y también para el Villarreal, con calidad de sobra para matar a su rival si este se volcaba demasiado. Los coruñeses optaron por la valentía y al mismo tiempo por el equilibrio. Combinaron osadía y orden para buscar otro gol sin que ello supusiera dar facilidades. Marcelino meneó su ataque dando entrada a Baptistao y Samu García, a lo que respondió Víctor echando mano de Cardoso y Oriol Riera. El catalán, en el 88, cabeceó alto un buen centro de Fayçal. Fue la penúltima del Deportivo, que aún dispuso de otra ocasión, una falta directa que Lucas lanzó muy centrada. Así, con empate, iba a morir el partido, hasta ese polémico derribo de Navarro a Samu García en el 92. Penalti riguroso, que esta vez sí vio el colegiado para acabar dándole carbón al Deportivo, triste e inmerecido regalo de Reyes para los coruñeses.