Esta vez las calles estuvieron casi vacías y los bares abrieron sus puertas para acoger a los aficionados del Deportivo. Los del Villarreal prefirieron seguir el choque desde casa. Quizá por los kilómetros o por las fechas, pero la grada de Riazor que suele llenarse de seguidores visitantes no lució el amarillo. Solo el blanquiazul.

Eso y los paraguas de diferentes colores que se mantuvieron abiertos durante buena parte del juego. La lluvia intentó amargar el nuevo año deportivista. En Marathon, sin embargo, se esforzaron por mantener caldeado el ambiente. Allí estaba Xulio Ferreiro, el alcalde, de nuevo en su grada. Los cánticos no faltaron, aunque a muchos les costó seguir el ritmo. Hasta el Deportivo bromeaba en Twitter "nin choiva, nin choivo" y animaba a los deportivistas a acudir a su "casa".

De repente, en el minuto siete, manos fuera para aplaudir. Una galopada de Lucas encendió la primera chispa del partido. Ya sin récord en el horizonte, pero con la ilusión de seguir sumando goles a su cuenta personal. A continuación, protestas. Luis Alberto recibió una amarilla que hizo reaccionar a los aficionados coruñeses, dejando claro que querían los tres puntos como regalo adelantado de Reyes.

Todos olvidaron el mal tiempo, sacaron las pipas e intentaron disfrutar del duelo entre el sexto y el cuarto clasificado de Primera División. Creyeron en el 1-0 cuando el delantero de Monelos se quedó solo delante de Areola, pero la emoción se guardó para la segunda parte. Mientras, la grada enfurecía. El árbitro amonestó a Arribas y los silbidos ensordecieron Riazor. Y durante el enfado, el gol. Después de un córner, Bruno acertó un disparo lejano para cambiar de un segundo a otro el guión (0-1). "Fuera, fuera" fue la respuesta de la afición, dedicada en especial a Fernández Borbalán. Le bastaron dos minutos a los pupilos de Víctor para recuperar la ilusión. Lucas asistió a Luis Alberto y no solo volvieron las tablas, sino también los aplausos a la grada. Todo podía pasar en los últimos minutos de juego, aunque el reparto de puntos parecía lo más justo y los aficionados ya lo habían asimilado. Con el tiempo cumplido y con algunos asientos ya vacíos, un penalti amargó a Riazor. Gol de Bruno, adiós al punto.