Punto a punto, empate a empate, el Deportivo se va acercando poco a poco al objetivo de la salvación. Ya quisiera el Sporting para él los 31 puntos que luce en su casillero el equipo coruñés, que logró empatar el tanto de Jony gracias a la fructífera conexión entre Lucas Pérez y Luis Alberto. Uno asiste y el otro marca. Ayer fue el gaditano el que culminó con un gran disparo una magnífica acción personal del coruñés. El Dépor no mereció más que un empate. El decimotercero de la temporada. Continúa sin ganar en 2016 pero sigue siendo un bloque sólido, difícil de superar. Solo cuatro derrotas en 23 jornadas, las mismas que ha encajado el Atlético. Números que reconfortan y que a la vez maquillan la escasa ambición del conjunto de Víctor Sánchez. Por lo menos, suma y sigue en su camino hacia la permanencia, que es de lo que se trata.

Poco propuso en ataque el Deportivo, en especial durante los primeros 45 minutos. Cometió demasiadas imprecisiones y tuvo muchos problemas para hacer que el balón circulara con fluidez. La única vez que lo logró, llegó el gol de Luis Alberto. El Dépor movió la pelota con paciencia, de un lado a otro, hasta encontrar el hueco. Lo aprovechó Lucas para romper en velocidad y ganar la línea de fondo. Levantó la cabeza y conectó con su socio ofensivo para que batiera a Cuéllar con un disparo potente. El empate hizo justicia a una primera mitad muy igualada, sin apenas oportunidades en ninguna de las dos porterías.

Víctor Sánchez apostó por el mismo equipo que venía de empatar ante el Rayo, con la única novedad de Germán Lux, que regresó al once tras cumplir un partido de sanción. Poco trabajo tuvo el argentino. Apenas tuvo que intervenir y en la acción del gol del Sporting no pudo hacer otra cosa que comprobar cómo el balón entró en su portería. Estaba bien colocado para despejar el lanzamiento de Jony, pero no contaba con que la pelota se envenenara tras tocar en un defensa. Fue Juanfran el que tuvo la mala suerte de desviar el esférico lo justo para despistar a Lux (m.32). Un tanto de mala suerte, y a la vez evitable, sobre todo por permitir el remate sin oposición de un rival a la salida de un córner.

Más que buscar el 1-0, el Sporting se lo encontró. Solo Rachid, a la contra, y Carmona, que se entretuvo demasiado a la hora de disparar, llegaron con peligro al área. El Dépor tampoco inquietó demasiado hasta el gol de Luis Alberto, solo con un lanzamiento lejano de Cani, manso a las manos de Cuéllar.

Abusó de los pelotazos en largo el equipo coruñés, empeñado en ceder el balón a Lux para que el portero lo enviara en largo hacia campo contrario, un recurso insistente que facilitó las cosas a la defensa asturiana. Pocas veces los coruñeses se impusieron en esas disputas aéreas. Hubo muchos balones divididos, choques, interrupciones... En definitiva, poco fútbol combinativo. En parte, porque el Sporting supo incomodar a Mosquera, siempre con un rival encima para impedirle que pudiera armar fútbol.

La segunda mitad comenzó con un ida y vuelta constante acompañado de sendos acercamientos peligrosos, uno para cada equipo. Primero fue Cani el que trató de conectar con Lucas desde la izquierda y poco después Carmona se encontró con un buen balón dentro del área, pero falló en el remate. El Sporting parecía decidido a dar un paso al frente y lo intentó mientras le duraron las fuerzas. Le urgía ganar para prolongar su buena racha y alejarse de la zona de peligro. También el Deportivo necesitaba el triunfo después de seis jornadas sin vencer. Lo buscó como suele hacer fuera de casa, esperando bien armado atrás para tratar de golpear a la contra. Luis Alberto y Lucas siguieron ofreciéndose con continuos desmarques. El Dépor robaba el balón cada vez más cerca de la portería contraria ante un Sporting voluntarioso, pero escaso de argumentos. Pocas llegadas claras generaron los asturianos, que aun así pudieron adelantarse en el 58 por mediación de Sanabria. Su disparo, en boca de gol, se perdió por encima de la portería de Lux.

No fue la última del paraguayo, que en el 77 aprovechó uno de los pocos lunares de la defensa coruñesa para rematar con fuerza pero demasiado cruzado. Poco después cabeceó alto en otro de los escasos arreones del Sporting. Salvo por esos zarpazos aislados, daba la sensación de que el Deportivo tenía el partido perfectamente controlado. Sumar fuera de casa nunca es malo, pero el equipo coruñés tenía una buena oportunidad para proponer algo más y reencontrarse por fin con el triunfo. Sin embargo, no es que arriesgara demasiado en la recta final. Al contrario. Se dedicó a defender con orden, sin renunciar a un segundo gol que, a esas alturas, sería definitivo. Lo acarició Lucas en el 80, tras revolverse en el área y conectar un disparo que detuvo Cuéllar. Fue la última clara de los coruñeses, que se limitaron a contener sin demasiados apuros los últimos ataques del Sporting. Suma y sigue el Dépor. Otro empatito. El cuarto consecutivo.