El peor Dépor, en el peor momento posible. Nada que rescatar del partido que hizo ante el Granada. Otras veces le acompañaron las sensaciones. Tenía algo a lo que agarrarse. Ayer, ni eso. Dio aire a otro rival moribundo, como en la anterior jornada frente al Espanyol,Espanyol y agudizó su bache de resultados y de juego. Fue un querer y no poder. Acabó desquiciado. Otra jornada más sin ganar. Y ya van diez. Larga depresión que lo deja en estado de shock, como sin acabar de creerse lo que le está pasando.

Nuevo triste desenlace para el Dépor, esta vez inesperado porque venía de hacer muchas cosas bien últimamente en Riazor, de sobra como para haber ganado al menos un par de partidos en 2016. Buenas sensaciones, malos resultados. Fatal combinación cuando de lo que se trata es de sumar lo antes posible los puntos para salvarse. De golpe entran las prisas. Mucho tiempo sin sumar de tres en tres. Nueve jornadas, más la de ayer, diez. Y eso que la visita del colista se presentaba como una gran oportunidad para romper de una vez por todas ese largo bache. Ocasión perdida. Otra más.

El Granada fue un rival honrado. No sorprendió el debutante José González con su planteamiento de aguantar las embestidas y buscar la contra con gente tan peligrosa como Success, El Arabi o Peñaranda. El técnico andaluz juntó mucho sus dos líneas de cuatro para ahogar al rival en la zona ancha. Y lo consiguió. Pocos pases seguidos del Dépor, demasiado ansioso por llegar pronto a la portería. Apenas ensanchó el campo pese a la presencia de Luisinho. El portugués fue la gran novedad en el once. Víctor le hizo sitio desplazando a Navarro al centro de la defensa y dejando en el banquillo a Lopo, la solución natural para cubrir la baja de SidneiSidnei.

Al Granada no le importó que el Deportivo tuviera la pelota. Se sentía cómodo bien plantado atrás y apenas sufría para contener los ataques blanquiazules. Un disparo desviado de Borges fue el único aviso de los coruñeses en el primer cuarto de hora. Llegaban al borde del área pero una y otra vez se estrellaban contra la ordenada zaga andaluza. Poco conectaron Luis Alberto y Lucas. Solo una vez, con un gran pase de espuela del gaditano para dejar al coruñés solo ante el portero. Su remate, cruzado, se marchó lamiendo el poste (m.18). Fue la única oportunidad clara del Deportivo en toda la primera parte, un bagaje ofensivo muy inferior al de sus anteriores encuentros en Riazor. El Granada pisó mucho menos campo contrario, pero cada vez que corrió lo hizo con intención y para generar siempre verdadero peligro. Así llegó el 0-1, al galope. Un córner a favor del Dépor derivó en una contra que acabó con Peñaranda por los suelos, derribado por Juanfran. Penalti claro que transformó El Arabi (m. 24) para enfriar aún más la gélida tarde coruñesa.

Lejos de reaccionar de inmediato, los blanquiazules siguieron igual de espesos en ataque, a la espera de algún zarpazo aislado de Luis Alberto o Lucas. Ni rastro de Borges, fuera de sitio con ese trivote al que Víctor decidió dar continuidadtrivote Víctor . Tampoco estaba siendo la mejor tarde de Fayçal pese a su insistencia por dejarse caer hacia dentro para aparecer. En realidad, nadie brillaba en este Dépor tan plano. Ni siquiera Lucas, que volvió a acariciar el gol con otro disparo cruzado que acabó en el lateral de la red. Lo mejor que le podía pasar a los blanquiazules era que se llegara al descanso para recomponerse y buscar otro plan.

Quedaba mucho tiempo para intentar la remontada, aunque El Arabi pudo poner las cosas todavía más cuesta arriba justo antes del intermedio. Perdonó el segundo al entretenerse demasiado para culminar otra contra clara que volvió a desarbolar a la defensa coruñesa. Entre Lux, Arribas y Juanfran evitaron que la jugada acabara en gol. Susto grande para el público coruñés, todavía más preocupado al comprobar cómo Pletikosa hacía ejercicios de calentamiento por los problemas físicos de Lux.

La alarma en la portería la apagó Poroto nada más empezar el segundo acto al blocar con seguridad otro lanzamiento de El Arabi, cómo no, tras una nueva contra. El Dépor seguía teniendo tantos problemas atrás como adelante. Hacía falta un cambio urgente, de plan y también de protagonistas. El partido pedía a gritos un revulsivo, alguien capaz de desatascar al equipo arriba. Pero el problema no estaba solo en campo contrario. También en el propio sufría el Dépor, desarbolado cada vez que el Granada salía de la cueva. Nada que ver con aquel equipo sólido de la primera vuelta que concedía muy pocas ocasiones a sus rivales. Diez remates le hizo el colista a domicilio. Demasiados.

Ni pizca de solidez pese al trivote, de nuevo ineficaz. Sesenta minutos tardó Víctor en volver a un esquema más natural, con dos mediocentros y dos referencias. Sacrificó a Álex para dar entrada a Oriol Riera, un cambio recibido con silbidos. Mientras el Deportivo trataba de ordenarse, el Granada seguía a lo suyo, muy bien plantado y sin renunciar a un segundo tanto. Lo evitó Lux, rechazando con las piernas el duro disparo de Rochina desde dentro del área (m.68).

El Granada perdonaba -por algo era el colista- y de milagro llegaba el Dépor a la recta final con la esperanza de rescatar algún punto. Pero fue un querer y no poder. Lo intentó de todas las maneras posibles, embotellando al Granada en su área más por empuje que por buen fútbol. Estéril fue la entrada de Riera pese a su zurdazo que salió rozando el poste y tampoco aportaron mucho más los otros dos recambios, Jonás y Jonathan.

El argentino entró para colgar balones al área contraria y acabó bajo los palos de su propia portería, como improvisado guardameta tras la expulsión de su compatriota Lux, baja para Bilbao. Sin Poroto y también sin tiempo para lamentaciones irá el Dépor a San Mamés. Otra oportunidad para romper la mala racha pese a la teórica dificultad del Athletic, mucho mayor que la del Granada. Ya son diez las jornadas sin ganar. Una mala racha que pesa como una losa y que puede llegar a atenazar, las piernas y las cabezas, sobre todo cuando el margen sobre el descenso se reduce. Reflexión y reacción. Es lo que toca.