Los Riazor Blues convocaron a los deportivistas a las puertas del hotel de concentración del equipo, con el apoyo de la Federación de Peñas, y los aficionados respondieron. La Fuente de los Surfistas, situada en el Paseo Marítimo coruñés, fue el punto de encuentro. El objetivo no era otro que animar a los futbolistas en un día clave, en el que el único resultado posible era la victoria. En cuestión de minutos se creó un ambiente mágico.

Los jugadores correspondieron y antes de subirse al autobús saludaron a los hinchas, de todas las edades, que les estaban esperando. Fue en ese momento en el que ya iba a partir el autobús, cuando, de repente, los agentes del orden empezaron a cargar sin que se conozca la razón.

Fuentes de la Federación se explicaron que cuando los jugadores saludaron a los aficionados, estos avanzaron hacia ellos y se empezaron a producir cargas policiales.

Posteriormente, los hinchas respondieron con lanzamiento de botellines de cristal.