La historia de los derbis gallegos está adornada de muchos nombres propios, cientos de futbolistas que a lo largo de las décadas fueron dejando su sello, más o menos destacado, en este tipo de enfrentamientos de máxima rivalidad. De todos ellos, solo un puñado de elegidos serán recordados como héroes por su papel determinante en el desenlace de estos partidos tan singulares. En los de Riazor, y también en los de Balaídos, donde el Deportivo ganó en cuatro de sus últimas ocho visitas. La victoria más reciente, en 2012, la decantó Borja Fernández con un cabezazo en el minuto 92 que provocó una alegría desatada, la suya, la de sus compañeros y la de todos los aficionados coruñeses, sobre todo los que se desplazaron a Vigo para presenciar aquel derbi tan emocionante, el último disputado en Segunda. Diego Tristán, autor de un doblete en 2002 (0-2); Víctor Sánchez del Amo, que firmó tres tantos en el histórico 0-5 de 2004; y Joan Capdevila, que redondeó con un golazo otra amplia victoria (0-3) en 2005 protagonizaron, como el ourensano Borja, los otros triunfos blanquiazules más recientes en el feudo celeste. Ese volverá a ser mañana el objetivo del Deportivo, reconquistar Balaídos después de no haber sido capaz de vencer en sus dos desplazamientos más recientes a Vigo.

Los derbis son siempre partidos imprevisibles, independientemente del momento de la temporada, de la situación clasificatoria y de las circunstancias de cada equipo. Poco importan las dinámicas, porque todo tiende a igualarse cuando el factor emocional adquiere tanto protagonismo. Son partidos para jugar con cabeza, pero también con grandes dosis de corazón. Lo demostró el Deportivo en numerosas ocasiones en los últimos años, antes incluso de conquistar el título de Liga en 2000. Por ejemplo, en enero de 1999, cuando ganó 0-1 en la Copa, con gol del Turu Flores, pese a las nueve bajas que condicionaron los planes de Javier Irureta para aquella visita a Vigo, que sirvió para que Jordi Cruyff se estrenara a las órdenes de Víctor Fernández. El Celta era el líder pero cayó en su campo ante el Dépor, igual que en febrero de 2002. En aquella ocasión el conjunto celeste también mandaba en la clasificación de Primera. Los blanquiazules no ganaban a domicilio desde hacía casi cuatro meses, pero se llevaron los tres puntos gracias a un doblete de Diego Tristán.

Junto al andaluz, Víctor saboreó sobre el césped vigués aquel triunfo tan especial, aunque el actual entrenador del Deportivo vivió su noche más mágica en Balaídos dos años después, en enero de 2004. También marcó Tristán, el 0-5 definitivo, para culminar una goleada que abrió Albert Luque y que luego Víctor sentenció con tres tantos, uno antes del descanso y dos más en la segunda parte. Esa histórica manita reflejó en el marcador la enorme diferencia entre los dos equipos. Algo parecido, aunque no tan contundente, ocurrió en diciembre de 2005, ya con Joaquín Caparrós al frente del equipo coruñés. Tristán volvió a anotar en Balaídos, Juan Carlos Valerón amplió la ventaja y Joan Capdevila firmó el 0-3 con un gran zurdazo, a la salida de un falta lejana. Tras sorprender al meta Esteban con su potente disparo, el catalán corrió todo el campo para dedicar el gol a la afición coruñesa. Puro éxtasis, como el de Borja tras batir a Yoel en el agónico 2-3 de 2012. Desde entonces, un empate (1-1) y una derrota (2-1) es el balance coruñés en Balaídos, un paréntesis sin ganar que el Dépor tratará de cerrar mañana.