Animado por un triunfo tan necesario como imprescindible la jornada anterior contra el Levante, el Deportivo se plantó en Balaídos con el ánimo y el vigor de aquel equipo que encandiló en el primer tramo del campeonato con la dosis justa de juego pero un derroche de intensidad y oficio. Buscó al Celta y consiguió una vez más anular la propuesta del eterno rival, pero terminó festejando un empate vigorizador para afrontar la consecución definitiva de la salvación después de sobreponerse a los imprevistos y la desafortunada actuación, una vez más esta temporada, del colegiado Fernández Borbalán. Regresa así el Deportivo del derbi fortalecido en la autoestima y convencido de que era posible recuperar su versión más competitiva.

►Una vuelta a las raíces. Ante el Levante, el equipo necesitaba una victoria que se había resistido durante trece jornadas. De poco importaban las sensaciones y el juego frente a la urgencia de un resultado positivo que encarrilase la permanencia. El marcador terminó liberando a la plantilla de las angustias que arrastraba desde comienzos de año y se presentó en Balaídos con el cartel de víctima frente a las aspiraciones europeas del Celta. Le funcionó. Una vez más volvió a sorprender con su propuesta, que sin embargo ya era conocida porque fue la que empleó en Riazor en la primera vuelta para llevarse el primero de los derbis del curso.

►Víctor vuelve a ganar la partida a Berizzo. No aprendió de aquello Berizzo, al que Víctor Sánchez volvió a ganarle la partida en la pizarra. El Deportivo se convirtió de nuevo en un conjunto incómodo para los celestes, incapaces de desarrollar ese fútbol vertiginoso y pleno de oportunidades que han convertido en su marca particular en las últimas temporadas. Se sintió seguro el Deportivo en tareas defensivas, en las que apenas sufrió, y tuvo descaro para salir con velocidad al ataque. De la solvencia atrás volvió a hacer virtud el conjunto de Víctor.

►Sidnei recupera el mando. En ello influyó el regreso de Sidnei después de mes y medio fuera de las alineaciones por una lesión muscular. Lo notó el equipo deportivista, que encontró la referencia que le faltaba en la zaga. Así como Lucas o Mosquera son los ejes sobre los que se construyen el ataque y el centro del campo, respectivamente, el brasileño representa el pilar maestro de la defensa deportivista. En su regreso al equipo se mostró tan seguro y concentrado como acostumbraba, con mando y capacidad para elevar el nivel de sus compañeros.

►El árbitro, protagonista. Ha sido una constante este curso, hasta el punto de que el colegiado del sábado, Fernández Borbalán, ya tenía antecedentes negativos para los deportivistas. Se equivocó contra el Villarreal y también ayer, provocando la desesperación de Arribas.