Cuatro victorias ha celebrado esta temporada el Deportivo en los 17 encuentros que ha disputado en Riazor, un pobre balance como local que lo convierte en el equipo de Primera que menos triunfos ha logrado ante su público. Todos los rivales sumaron más veces tres puntos ante sus respectivas aficiones, incluidos los tres que ocupan actualmente los puestos de descenso. El Levante, colista, y el Getafe, penúltimo, vencieron en seis ocasiones en el Ciutat de Valencia y el Coliseum Alfonso Pérez, respectivamente, mientras que el Sporting, tercero por la cola, dedicó cinco victorias a su hinchada en El Molinón. El próximo domingo (18.15 horas), frente a un rival directo como el Getafe, el Deportivo tiene la oportunidad, y al mismo tiempo la obligación, de brindarle a sus seguidores una alegría en forma de victoria con la que sellar definitivamente la salvación y, de paso, ayudar a cicatrizar tantas tardes amargas en Riazor, la última hace seis días con el vergonzoso 0-8 encajado ante el Barça.

El equipo blanquiazul está en deuda con su afición, que sigue dando muchísimo y recibiendo a cambio muy poco. Pese a los resultados negativos, los seguidores siguen demostrando semana tras semana su carácter ejemplar en cuanto a fidelidad al escudo. Mayoritariamente tienen mucha paciencia y valoran por encima de todo la entrega de los futbolistas, incluso cuando el marcador no acompaña, que suele ser casi siempre. La visita de Las Palmas de hace tres jornadas se presentaba como la ocasión ideal para regresar al buen camino y dar un paso de gigante hacia la meta de la salvación. Sin embargo, el conjunto coruñés volvió a fallar ante su público y se marchó derrotado (1-3) pese a disponer de ocasiones suficientes como para acabar arañando un punto.

Es el sino del Dépor esta temporada en Riazor, donde ha hecho bastantes más méritos que puntos. Le pasó en el arranque del campeonato, por ejemplo frente al Sporting (2-3), y también con la temporada más avanzada, contra el Villarreal (1-2), Valencia (1-1), Rayo (2-2), Betis (2-2) o Málaga (3-3). Muchos empates que le sirvieron para seguir sumando, pero al mismo tiempo lastraron su progresión para haber certificado la permanencia mucho antes, sin necesidad de llegar a las últimas tres jornadas con el objetivo todavía pendiente. Por unos motivos o por otros, los pequeños detalles que tantas veces acaban decidiendo los partidos casi siempre estuvieron en contra del Deportivo esta temporada. Unas veces los errores arbitrales -por ejemplo, ante Villarreal y Valencia- y otras la falta de contundencia en las dos áreas acabaron por condenar al equipo coruñés a cosechar resultados negativos en muchos partidos, sin olvidar algún que otro golpe de mala suerte, como el autogol de Alejandro Arribas frente al Málaga que hizo que volaran de Riazor dos puntos a última hora.

La realidad es que el Dépor todavía no ha sido capaz de enlazar dos victorias seguidas esta temporada ante su público a falta de solo dos encuentros por disputar como anfitrión, el del domingo frente al Getafe y el de la jornada de clausura contra el Madrid. A cada una de esas cuatro victorias en el estadio de Riazor, siguió luego una decepción. El primer triunfo en A Coruña, en la sexta jornada, fue contundente: 3-0 frente al Espanyol, con un tanto en propia meta de Álvaro y un doblete de Lucas Pérez. El segundo, en la duodécima jornada, fue sin duda la noche más mágica de la temporada para el Deportivo y su afición, que festejó a lo grande el 2-0 con el que el equipo coruñés tumbó al Celta en el primer derbi de esta campaña. Lucas volvió a marcar y Jonny cerró involuntariamente el marcador en la recta final del clásico gallego.

Con idéntico resultado el Dépor volvía a ganar en Riazor en la jornada 16 ante el Eibar. Nuevamente Lucas abrió el camino del triunfo al anotar el primer tanto poco antes del descanso. Arribas, en el minuto 73, sentenció para garantizar otros tres puntos con los que el equipo coruñés se afianzó en la sexta plaza, en puestos europeos. Era el 19 de diciembre de 2015 y desde entonces el conjunto blanquiazul solo ganó un partido más, tanto en casa como fuera, en sus siguientes 19 duelos. Fue el 2-1 contra el Levante de la jornada 30.

Ocho empates y cinco derrotas completan, junto a esos cuatro triunfos, el balance del Deportivo en los 17 encuentros ligueros que disputó en Riazor. Es el segundo peor equipo de la Liga como local al haber sumado 20 puntos en su estadio, uno más de los que el Sporting consiguió en Gijón. El conjunto blanquiazul no solo es el que menos victorias logró en su feudo, sino también el que menos triunfos acumula en total: siete -cuatro en casa y tres fuera-, los mismos que lleva el Levante, que ganó seis en el Ciutat de Valencia y uno solo a domicilio (0-3 en El Molinón).

Tampoco en la Copa del Rey fue capaz el Deportivo de alegrar la temporada a su afición. Primero no pasó del empate ante el modesto Llagostera (1-1), un resultado que le bastó para avanzar a octavos de final, y luego encajó una sonrojante goleada ante otro adversario teóricamente muy inferior, el Mirandés, que remontó la eliminatoria gracias a un rotundo 0-3. Fue una de las noches más dolorosas para la afición coruñesa, que despidió al equipo con la primera gran pitada de la temporada. Pese a encajar tantos reveses, los seguidores nunca le dieron la espalda al conjunto blanquiazul, como demuestran las buenas entradas a los encuentros más recientes disputados en A Coruña. 24.920 espectadores se dieron cita para el Dépor-Levante, 21.686 para el partido contra Las Palmas y 28.956 con motivo de la visita del Barcelona a Riazor, el miércoles de la semana pasada.