Ahora es el momento de Lucas, Aspas, Jonny o Pedro Mosquera, pero hace casi un siglo fue el de Luis Otero, Pasarín, Ramón González o Moncho Gil. Regresa la Selección Galega en su segunda etapa de la era moderna, pero aquella reivindicación-rescate, que cogió fuerza en los años 80 y 90 antes de concretarse en 2005, tuvo un grupo pionero. La primera Galicia, un equipo que no pudo escapar de las eternas rencillas A Coruña-Vigo cuando daba sus primeros pasos entre 1922 y 1923. Así fue la primera vida de la potente pero imperfecta Irmandiña,Irmandiña hasta justo antes del inicio del franquismo.

"Vigo está triste... El equipo gallego ha sido vencido por el asturiano (...) La ciudad entera, y creemos que toda Galicia, ha sufrido una desilusión, la más grande...". Esta frase extractada de una crónica de José Luis Bugallal Marathón en la prensa coruñesa de 1923 y recogida por el libro Historia da Selección Galega deja traslucir que aquel primer combinado tenía un pero. Nadie discutía su calidad y por eso extrañó que no doblegase a Asturias en Coia en la final del Campeonato Interregional (1-3), trofeo creado años antes para dotar de contenido a la Selección Española en los Juegos Olímpicos de aquel tiempo. A Galicia le faltaba su otra mitad. Tenía un marcado componente olívico. La identificación no era total.

La Selección nació el 19 de noviembre de 1922, al amparo de la Federación Galega de Fútbol, y se estreno en un partido oficial ese día ante el combinado Centro (4-1). Galicia arrasaba con un grupo formado en su mayoría por futbolistas del Vigo y el Fortuna, los dos equipos que se fusionarían dando lugar al Celta. La sede del ente federativo estaba por entonces en Vigo y tenía un fuerte apego a las predilecciones del fútbol olívico. A la temporada siguiente repitió participación en esta competición y agudizó esa apuesta tras el nacimiento del Celta y la supuesta fuga de cuatro futbolistas al Dépor, Luis Otero, Chiarroni, Ramón González e Isidro. Solo el meta, el que más tardó después en mudarse a A Coruña, fue alineado en el único duelo en el Metropolitano ante la Selección Centro (1-0). Galicia quedaba eliminada a las primeras de cambio y los tres primeros tránsfugas, puntales del combinado de la 22-23, ni fueron citados. La lucha federativa por sus derechos estaba en pleno apogeo y no eran las únicas ausencias que se censuraban en la prensa. Los jugadores del Racing de Ferrol tampoco habían sido requeridos y se echaba en falta al deportivista Pepe Torres ante las bajas en la zona de ataque. Por entonces (ni en los cuatro oficiales ni en los seis amistosos, uno en Lisboa) ningún jugador blanquiazul se había enfundado la camiseta de Galicia.

"Hoy es el día grande para la afición futbolística, no solo de La Coruña, La Coruñasino de Galicia entera". El Orzán, rotativo herculino de la época, abría así su previa del Galicia-Selección Centro del 28 de julio de 1929 que, por fin, se disputó en un Riazor ávido de disfrutar de aquella experiencia. A Coruña lo vivía como una fiesta. Actuó la banda de música, se le rindió tributo a Luis Otero, hasta el Deportivo ofreció un banquete tras el duelo. Y, por fin, hubo jugadores del equipo coruñés, que se había proclamado por primera vez Campeón Gallego en 1927. Isidro, ese día destacado y uno de los futbolistas que más jugó con Galicia, encabezaba la cuota blanquiazul. Los canarios Hilario Marrero y Pérez también estuvieron en el once. El reclamado Pepe Torres se quedó en el banquillo. El viejo estadio de las Esclavas batió el récord de taquilla de la época al facturar 23.000 pesetas. A la undécima fue la vencida, por emplazamiento y presencia.

Desde ese momento se regularizó la convocatoria de futbolistas del Dépor y de otros equipos en estos acontecimientos. Fuerte era la presencia de activos del Racing de Ferrol, un conjunto emergente en aquellos años con el pivote Manuel Rivera como hombre más destacado. Un mes más tarde de la primera cita coruñesa, Riazor repetía como escenario, esta vez para el partido homenaje a Luis Otero. Se midieron un combinado gallego formado por jugadores de Vigo y Ferrol y el Dépor (0-0) reforzado con leyendas como el blaugrana Samitier, que esa tarde hizo diabluras en ataque con Ramón González. Dos años después se celebraba en idénticas circunstancias y también en A Coruña el homenaje a Isidro (Deportivo-Galicia, 3-1).

Para entonces el Deportivo había tomado por asalto la Selección Galega. En 1930 Isidro, Fariña, Chacho e Hilario habían sido alineados en el Metropolitano con 22.000 espectadores en las gradas. Los dos últimos contribuyeron con sus goles al 1-4 final. Juan Acuña, Cela, el sevillano Paco León, Chao... Muchas han sido las glorias blanquiazules que se sumaron en los amistosos posteriores hasta 1939. El viernes se jugará el tercer duelo de la era moderna de Galicia en Riazor y habrá futbolistas del Dépor, del Celta... hasta del Stoke City y la Roma. Todos con la misma camiseta y el mismo escudo.