Fabricio Agosto compareció esta mañana en la sala de prensa de Riazor, donde se despidió emocionado de la afición deportivista. Apenas unos segundos tardó en derrumbarse entre lágrimas para expresar lo "difícil" que para él ha sido dar este paso y abandonar el club para fichar por el Besiktas. "No es un adiós, es un hasta luego. Es una decisión que hasta el último momento ha sido muy difícil tomarla. Es duro para mí. Esta es mi casa. Me voy con la satisfacción de que lo he dado todo y me he vaciado. Me apetecía afrontar un nuevo reto y cumplir el sueño de jugar la Champions", justificó el portero, según el cual en su decisión "ha pesado mucho el ámbito deportivo".

Varias veces tuvo que interrumpir su intervención por el llanto, que le obligó a tener que hacer continuas pausas. Fabricio tuvo palabras de agradecimiento para el presidente, Tino Fernández, y para Manuel Pablo, su "hermano mayor", así como para "los compañeros que han pasado", entre los que citó a Carlos Marchena, Antonio Núñez y Toché. Del presidente, dijo que "tiene un mérito descomunal" porque "cogió el club hecho escombros y lo está levantando ladrillo a ladrillo".

También se mostró agradecido a todos los empleados del Dépor, a los médicos, a los fisioterapeutas, a los readaptadores y a todos los técnicos con los que coincidió, en especial Manu Sotelo, el preparador de porteros. Por supuesto, también hizo una "mención especial para los aficionados". "Sin ellos sería imposible", comentó. "Nunca olvidaré estos tres años y haberme quitado la espinita de haberme ido cuando era más joven", recordó sobre su anterior etapa en el Deportivo. El meta manifestó su deseo de "volver a vernos en el futuro" y aseguró que será "un deportivista más desde la distancia".