El nuevo Dépor se convirtió en algo real. De los nombres se pasó a los hechos, a verlos sobre el césped. Y el equipo coruñés se llevó esta noche el Teresa Herrera y también inyectó en sus aficionados una buena dosis de ilusión. Sin su gran estrella, fue capaz de doblegar a un equipo Champions como el Villarreal, al que en ciertos momentos minimizó de manera notable. Y no solo como conjunto, sobraron también las buenas noticias si se hace un repaso nombre por nombre. El nuevo Dépor piensa a lo grande, la grada está dispuesta a dejarse llevar.

Lucas no estaba, pero fue el tal espectáculo y las buenas vibraciones que transmitió el Dépor en los primeros minutos que su ausencia se hizo tolerable. Riazor se había subido de manera repentina en la ola buena. Las cifras de abonos de los días anteriores no eran números vacíos, había ilusión. Solo había que mirar a la grada. Y el equipo respondió desde el primer minuto.

El dinamismo del trío Emre, Bruno, Fayçal era patente. Guilherme ayudaba a Pedro Mosquera en la salida de balón. Y a todo ese torrente ofensivo le daba salida un prometedor Florin Andone. Le bastaron siete minutos y un balón suelto para inventarse una vaselina con el exterior que hizo inútil la estirada de Andrés. Riazor, con un punto de sorpresa, se lo pasaba en grande.

Y el Dépor no paró. Es cierto que el gol sacó del letargo al Villarreal, pero el conjunto coruñés reclamó la pelota, estuvo meritorio en la presión. Las sensaciones eran inmejorables hasta que se le acabó el fuelle y empezó a carburar su contrincante. Mientras tanto, lo que se vio sobre el césped le dio un punto de tranquilidad a la hinchada. A partir de la media hora los amarillos se multiplicaron y el Dépor sufría. Le sentó de maravilla el descanso.

El inicio del segundo acto arrancó sin la frescura de los primeros minutos. La calidad seguía presente, pero los de Garitano se resguardaron, sobre todo, por el empuje visitante, que venía de perder en Oporto y no quería repetir. Aún así, futbolistas como Andone o Bruno siguieron siendo una pesadilla para los castellonense. Los amarillos se vinieron arriba y rondaron el gol del empate en más de una ocasión. Mariano González, Sansone, Soriano, Samu Castillejo... Los coruñeses acabaron resistiendo con un Sidnei portentoso en área propia y juguetón con el balón en los pies.

El último tramo, con el refresco en ataque de Carles Gil y Borja Valle, le sirvió al Dépor para tomar un último aliento. El gol sobre la bocina desató la euforia en un Riazor con una gran entrada y que vibró con el fútbol de su equipo y el homenaje a Manuel Pablo. Noche de sentimiento y esperanzas. Arrancó el nuevo Dépor en su casa.