Un punto y un lamento. El Dépor sale de Mendizorroza con un empate que le permite seguir llenando su granero, también se marcha con la sensación de que es mejor equipo y que no pudo traducir esa superioridad teórica en real. No es fácil ser valiente con lo huérfano que han dejado al equipo coruñés las ausencias de Lucas, Sidnei y Joselu, pero se echó de menos un paso más al frente para ir al asalto de una victoria de salvación, de las que marcan la diferencia. Eso sí, el grupo de Garitano es un muro impenetrable, cualidad que da permanencias en Primera.

Dos equipos rocosos, con una buena cosecha de puntos y con objetivos modestos. El panorama no hacía presumir un espectáculo excelso sobre el césped de Mendizorroza y la realidad no se separó ni un milímetro de las previsiones. El técnico blanquiazul se encomendó a Marlos y Bruno Gama. Todo hacía indicar que utilizaría su velocidad por las bandas para nutrir a Andone, pero finalmente decidió convertir al colombiano en el eje de su ataque. Con Fayçal arrinconado a la izquierda, el '9' se situó en todo momento por el centro para conducir la ofensiva, aprovechar su disparo y desequilibrar en los últimos metros junto al rumano. Mucha responsabilidad para un niño de 19 años, su entrenador tiene fe ciega en él. Aún no se ha aclimatado a Europa.

La apuesta y el Dépor arrancaron timoratos. El balón bajaba con nieve, no sobraba la claridad en el fútbol de los dos equipos y sobre todo en el visitante. Los coruñeses apostaban por presionar arriba la salida de balón vitoriana y no terminaban de hacerles daño. En una jugada aislada llegó la mejor ocasión vasca en una pelota cruzada que aprovechó Theo Hernández ante las dudas de Juanfran. No embocó, Lux miraba.

Pronto el Dépor se desperezó, aunque sin excesos. Un centro bajo desde la derecha lo convirtió en oro Bruno Gama con una prolongación y Andone la mandó a las nubes ante Pacheco. Precipitación, cuerpo mal colocado en el remate... La mejor oportunidad se fue al limbo. El Alavés se revolvió con dos jugadas de empuje, poco a poco le fue cediendo el testigo al Dépor, al que el justo nivel vitoriano le estaba empujando a por la victoria. Ahí apareció Marlos. Empezó a crecer y a mostrar su fútbol desde la frontal. Se enseñó tímidamente y generó la esperanza justa para creer que era posible rematar la faena en el segundo acto. No fue así.

El descanso le inyectó algo de vigor al duelo. El fútbol seguía en busca y captura, había algo más de intensidad. El Alavés volvía a insistir con las internadas de Theo Hernández y con combinaciones en tres cuartos. Durante algunos minutos apretó e hizo que el Dépor se diluyera. Pronto el panorama volvió a mudar.

El Dépor se activó pasado el cuarto de hora. Lograba por fin recuperar más arriba y hacía daño en las inmediaciones del área. Borges casi marca de cabeza, también la tuvo un desesperado Andone, incluso pudo hacerlo Fayçal con un disparo desde más allá de la frontal a lo Raúl García... Parecía que el duelo iría cayendo por su peso del lado blanquiazul... hasta que salió Toquero.

El ex del Athletic estuvo a punto de hacer el 1-0 nada más pisar el césped y su ímpetu, unido a la entrada de Katai, mejoraron sobre manera a su equipo. Theo seguía subido en su moto y haciendo daño desde la izquierda. Gran descubrimiento. Los dos equipos iban vislumbrando y conformándose con el empate. Albentosa y su cabezazo al palo pudieron variar un guión cerrado, a pesar de la locura de los últimos minutos. Garitano fue excesivamente prudente con los cambios, hasta el punto de acabar el choque con cuatro pivotes. Un punto que puede ser bueno o malo dependiendo de lo que depare el futuro.