Bastantes ocasiones generó el Deportivo en Vitoria para ser un partido fuera de casa, las suficientes como para haber anotado al menos un tanto con el que romper la sequía goleadora que arrastra el equipo coruñés. No marca desde la jornada inaugural, en la que remontó ante el Eibar en Riazor gracias a las dianas de Pedro Mosquera y Lucas Pérez, quien forzó un penalti que él mismo se encargó de transformar en el 2-1 definitivo. Desde la venta del de Monelos al Arsenal el Dépor no ha vuelto a perforar la meta contraria. No lo hizo en el empate sin goles frente al Betis en el Benito Villamarín, ni tampoco en la siguiente jornada frente al Athletic, que ganó injustamente en Riazor (0-1), donde Florin Andone anotó un tanto legal que fue anulado por un inexistente fuera de juego.

Por tercera jornada consecutiva, ayer el conjunto de Gaizka Garitano se quedó sin ver puerta. Por lo menos, el Deportivo suma sin goles gracias a los dos empates en otras tantas salidas. Dos puntos a domicilio, más los tres amarrados frente al Eibar en Riazor, que permiten al conjunto blanquiazul asentarse en la zona tranquila de la tabla, en la undécima posición con 5 puntos, a solo uno del Athletic Club de Bilbao y de su rival de anoche, el Alavés.

Sumar fuera de casa siempre es positivo para un equipo, como el coruñés, que parte con el objetivo inicial de la salvación. Y si además no hay que lamentar ningún tanto en contra, la lectura es todavía más positiva. El Deportivo se está comportando como un bloque muy sólido en la fase defensiva, difícil de sorprender y que concede muy pocas ocasiones a los rivales. Sabe salir con el balón jugado, por lo general con bastante fluidez y precisión, pero a partir de tres cuartos de campo en adelante sufre para acabar las jugadas.

Ayer le volvió a faltar un poco más puntería en la definición -conectó nada más y nada menos que dieciséis remates- y también saber elegir mejor a la hora de dar el último pase. Marlos Moreno, que jugó en la mediapunta casi todo el tiempo, dejó algunos destellos de su desparpajo, pero no acabó de sentirse del todo cómodo, como tampoco lo consiguieron los otros tres hombres de ataque: Bruno Gama, Fayçal Fajr y Florin Andone. El rumano buscó con fe el camino del gol y peleó todos los balones, pero le faltó algo más de contundencia y precisión en el remate. Eso, y también algún compañero cerca para no sentirse tan solo arriba. Un problema a resolver durante los meses que Joselu Mato esté de baja.