Lo positivo para el Deportivo ayer, quizá lo único, fue una primera parte en la que los jugadores trasladaron al césped todo aquello que Gaizka Garitano pretende para el juego del equipo. Lo negativo fue una segunda parte para olvidar que lo llevó al precipicio en el peor momento posible de este tramo inicial del campeonato.

El tropiezo ante el Leganés deja a los blanquiazules con cinco puntas después de las primeras cinco jornadas y con un horizonte poco esperanzador. Al Deportivo le esperan de manera consecutiva Atlético, Sporting, Barcelona, Celta y Valencia durante el próximo mes de competición.

El camino se presenta todavía más empedrado si se repara en que el conjunto de Garitano ha sido incapaz de despejar las dudas que existían a su alrededor. Y eso que ayer ante el Leganés amagó con una actuación convincente que a la vuelta del descanso nubló todavía más el panorama blanquiazul.

Parecía que por fin Garitano había tocado la tecla correcta para que el equipo funcionara de manera más armónica y ordenada. La entrada de Emre Çolak en lugar de Fayçal Fajr otorgó al mismo tiempo la claridad que les había faltado ofensivamente sin que se resintiera el rendimiento defensivo. Por primera vez el, el Deportivo funcionaba de manera equilibrada. Todo fluía a partir del futbolista turco, apoyado en el atrevimiento de Marlos Moreno, el temple de Borges y la seguridad de Albentosa y Arribas.

Todo se desmoronó, sin embargo, al regreso del descanso. El conjunto blanquiazul podía haber logrado una ventaja mayor en el marcador, pero Andone sigue peleado con la portería contraria y la ansiedad ya le transpira a través de la piel. En dos llegadas, el Leganés se puso por delante y voló por los aires la principal fortaleza del equipo. Ya ni la solvencia defensiva le quedó ayer a Garitano.

Más dudas antes de afrontar la visita al Calderón ante un equipo que quizá representa el espejo en el que se mira el técnico vizcaíno y de recibir al Sporting antes del segundo parón del campeonato en un partido que se avecina ya como trascendental.