Al Deportivo ya le faltaba el aire cuando Babel, con su golazo en el 92, decidió un encuentro que el equipo coruñés mereció haber sentenciado mucho antes. Fue superior en todo al Sporting pero en la segunda parte se acabó complicando la victoria, como el día del Leganés, aunque esta vez con final feliz gracias al zapatazo del holandés. Respira el Dépor merced a ese detallazo de su último fichaje, que con lo que hizo anoche ya se ha ganado su continuidad más allá de diciembre, y no solo por el gol.

El Dépor tenía la obligación de sacudirse la ansiedad y afrontar el encuentro como quería Gaizka, con mucho nervio e intención, pero sin que eso significara precipitaciones o desajustes. El vasco volvió a dejar a Luisinho en el banquillo, como en el Calderón, y apostó por Fernando Navarro. Los demás eran los esperados, incluido Sidnei, que regresaba a la competición tras haberse perdido las últimas tres jornadas. Era un partido para poner toda la carne en el asador y no guardarse nada. La situación del Dépor, sin llegar a ser dramática, era delicada después de un arranque de Liga en el que había hecho algunos méritos más que puntos. Llegaba a Riazor el Sporting, un rival directo por la salvación, y ganar era prácticamente una obligación.

La urgencia por sumar los tres puntos era grande y el Deportivo lo dejó claro nada más empezar. Cargó sin tregua desde el arranque hasta encontrar el premio del gol ante un Sporting que tardó solo 16 segundos en chutar a puerta, con un disparo lejano de Cop a las nubes, pero que luego no tuvo más remedio que dedicarse a defender. Le obligó el Dépor, bastante inspirado con balón en campo contrario.

Volvía Sidnei al rescate del Deportivo, aunque lo que más le estaba faltando en este inicio de temporada era gol. Ayer lo buscó de todas las formas hasta encontrarlo, explorando la vía del fútbol combinativo, con Çolak de nuevo especialmente entonado, y también a balón parado. Dos cabezazos de Albentosa casi acaban en gol. Uno lo desvió Cuéllar con un paradón y el otro se marchó fuera por poco. El Dépor trató de ensanchar el campo sobre todo por la banda de Marlos Moreno, que conectó con frecuencia con Çolak. Todo el fútbol ofensivo volvió a partir de las botas del turco. Da pausa cuando hace falta, reparte juego y casi no pierde ningún balón. Todo ello lo agradecen sus compañeros, que parecen mejores a su lado. También Mosquera, quien anoche dio un paso al frente. O Celso Borges, inesperado pichichi blanquiazul.

Los primeros 25 minutos fueron un auténtico monólogo ofensivo del Deportivo, que hizo un desgaste físico tremendo para darle al partido un ritmo muy alto. De Burgos Bengoetxea permitió las reiteradas faltas del Sporting, hasta entonces sin apenas presencia en campo contrario. Un jugadón de Çolak por la línea de fondo fue la última aproximación local hasta la acción del 1-0. Llegó a balón parado, gracias a una falta lateral que el turco colgó al corazón del área. Borges cabeceó y él mismo aprovechó el rechace para marcar con la zurda. Lo merecía el conjunto de Gaizka, que en el tramo final de la primera mitad no renunció a buscar un segundo gol. El Sporting seguía cometiendo muchas faltas, con el riesgo que eso suponía. Así llegó el gol coruñés para hacer justicia a lo que hasta entonces se estaba viendo sobre el terreno de juego.

No mejoró mucho el conjunto visitante hasta el descanso, tras el cual sí mostró algo más intención de hacer daño. Estaba obligado con el marcador en contra, aunque el que primero que golpeó en el segundo acto fue el Dépor. Primero, con una falta lanzada por Çolak, quien poco después colgó el balón desde el banderín de córner hacia la cabeza de Andone. Cuéllar volvió a responder con otro paradón para evitar el segundo tanto coruñés y mantener al Sporting con vida.

Una parada decisiva, porque en el 65 Sergio Álvarez empató de cabeza a la salida de un córner. Remató sin oposición desde el primer palo, aprovechando la pasividad de los defensas blanquiazules. Se repetía la misma historia del día del Leganés. Por una desconexión puntual, el Dépor pasaba de tener el partido totalmente controlado a empezar otra vez de cero.

El 1-1 sabía a derrota, por la necesidad de ganar y también por cómo se había desarrollado el encuentro. Garitano sentó a Marlos Moreno y decidió apostar por Babel en busca de más gol para la recta final. El holandés ofreció buenos minutos, tocando con criterio y perfilándose varias veces para disparar. Andone también lo intentó de todas las maneras. Incluso Mosquera subió a rematar y pidió penalti por un agarrón dentro del área, pero De Burgos Bengoetxea dejó seguir el juego. Cargaba con todo el Dépor, cada vez con más corazón que cabeza, pero sí con la suficiente convicción como para meter al Sporting atrás. Hasta que apareció Babel para sentenciar con su golazo en el 92. Otro buen partido del equipo coruñés, pero esta vez con el premio de los tres puntos.