Le faltó tan solo una pizca al Deportivo para llevarse su partido frente al Valencia en una actuación que sin embargo admite pocos reproches. Si no ganó fue porque no tuvo el acierto ni la suerte que le parecen esquivos desde que arrancó el campeonato. El empate representa no obstante un punto de partida después de dos semanas complicadas y quién sabe si una frontera a partir de la que crecer durante las próximas jornadas.

Fue un partido completo de los de Garitano en global, pero les costó equilibrarse en la primera mitad. Fueron capaces de llegar con facilidad por los costados y de generar ocasiones, pero también sufrieron ante las circulaciones por el centro de los visitantes cuando recularon en exceso. Es el mal de este conjunto, inconsistente para encontrar la fluidez con la que se movieron en los minutos inaugurales del duelo. Fue así que a cada ocasión de los blanquiazules respondía el Valencia, multiplicando las alternativas en un encuentro sin dueño.

Intentó mandar el Deportivo, aunque no a través de una posesión que se le atraganta. Buscó alternativas mediante los robos en zonas comprometidas y buscó la velocidad de Marlos Moreno por la izquierda y Bruno Gama por la derecha. Le funcionó y tuvo la primera a los ocho minutos a través de un disparo de volea de Emre Çolak que cruzó el área valencianista sin que nadie terminara de colarla en la portería.

Le costó sin embargo al conjunto de Garitano sujetar a los visitantes, que responderían a través de un remate de Rodrigo en el área que se marchó rozando el palo de la portería defendida ayer por Tyton.

La presencia del polaco bajo palos fue la novedad más llamativa de una alineación que se presumía novedosa después de los dos tropiezos consecutivos que encadenaba el equipo y sobre todo tras la dolorosa goleada encajada en Balaídos, pero era difícil adivinar que comenzase por la portería.

Más segura parecía la rehabilitación de Emre Çolak después de su ausencia disciplinaria ante el Celta. Regresó y confirmó que es un recurso irrenunciable en un equipo chato de fútbol. El turco se asocia, ofrece alternativas para que los deportivistas encuentren vuelo por los costados y también propone pausa ante el descontrol.

Para él fue la ocasión más clara de los deportivistas en el primer tiempo después de una buena jugada por la banda derecha entre Bruno Gama y Juanfran. El lateral puso un centro al punto de penalti que se encontró el menudo centrocampista. No consiguió dirigir el remate y lo estrelló en el pecho de Diego Alves, que se la encontró según venía.

No lo aprovechó el Deportivo, que a partir de entonces encadenaría sus minutos más discretos, sin apenas presencia en el área contraria y resguardado sobre su portería. No pasó apuros, pero tampoco se asomó con claridad por terreno del Valencia. Dio la sensación de que el campo se le hacía demasiado largo al equipo de Garitano, que renunció a una presión adelantada.

Una acción aislada o una jugada a balón parado parecían en ese momento el único recurso posible para terminar de desnivelar el marcador. Hubiera sido injusto porque el Deportivo había exhibido más alternativas que esas acciones que se habían convertido en su único argumentario en los compromisos precedentes.

Encontró el camino al gol en otra acción por la banda derecha en la que Juanfran y Bruno volvieron a asociarse con velocidad para superar la barrera de tres centrales que escogió ayer Prandelli. El centro del lateral volvió a encontrar a Çolak en el área. Esta vez sí, el turco acertó a dirigir el balón lejos de Diego Alves.

Fue la última jugada del primer tiempo y un premio para la maltrecha confianza deportivista, que se veía por delante en el marcador después de dos derrotas dolorosas. No dio la impresión de que el equipo saliera a especular en la segunda mitad y, nada más volver de los vestuarios, Andone tuvo una buena oportunidad de inaugurar el marcador con un disparo cruzado dentro del área.

La respuesta del Valencia llegó a modo del empate después de una acción de riesgo protagonizada por Çolak. El turco lleva rifó una pelota que se convirtió en un centro que Tyton despejó de manera poco ortodoxa. El rechace lo recogió Munir, que se lo puso en bandeja a Rodrigo para poner la igualada en el marcador.

No encontró continuidad el Deportivo después del gol, pero dispuso de ocasiones a través de arremetidas puntuales. Tuvo la mejor rozando el minuto 70 cuando en una solo jugada se resumieron todos los problemas de acierto de los blanquiazules. Hasta tres oportunidades encadenaron en las narices de Diego Alves sin llegar a acertar.

A partir de ahí vino el descontrol y la imposibilidad de amarrar el partido por parte de los deportivistas, que no mejoran en exceso su situación en la tabla pero sí las sensaciones más recientes.