Al Deportivo le escamotearon ayer un gol legal, un error arbitral más que convendría matizar con el penalti que Undiano Mallenco pudo señalar a favor del Granada por mano en el área de Mosquera, y que alimentó las quejas de técnico y jugadores. No les sobran motivos para sentirse perjudicados, pero esos legítimos lamentos no deberían servir para justificar el pobre rendimiento de un equipo al que el paso de las jornadas comienza a situar frente a su dolorosa realidad. Tanto a la plantilla como a Garitano les sobran agravios arbitrales para esgrimir en este comienzo de temporada, empezando por la alevosa entrada de Raúl García que ha dejado a Joselu dos meses fuera y acabando por el tanto de Babel que ayer debía haber ampliado la ventaja blanquiazul en el Nuevo Los Cármenes, pero se equivocarían insistiendo más de la cuenta en una coartada efectiva tan solo a corto plazo.

El ruido y la indignación se evaporarán con el paso de los días, o en el caso del Deportivo hasta el siguiente error de bulto, si mantiene la progresión de las primeras once jornadas, pero al final siempre se acaba imponiendo un análisis en el que el equipo de Garitano no sale bien parado. Ayer volvió a naufragar, incapaz de alcanzar una línea de continuidad con respecto a la esperanzadora imagen del lunes contra el Valencia. Hay poco para rescatar del partido en Granada, salvo el primer gol de Andone esta temporada, con la sensación añadida de que las protestas impiden progresar en los remedios al alcance de sus protagonistas.