Sigue el Dépor sin ganar fuera de casa. Por otro error arbitral, esta vez al anular un gol legal de Babel que habría significado la sentencia, pero también por sus propias miserias. Regaló una hora entera de partido ante el colista, que se dice pronto. No dio la impresión de querer ir de verdad a por la victoria en Granada hasta que, de repente, en una acción aislada, se encontró con el gol de Andone. A trompicones, el rumano se quitó un peso de encima inaugurando su cuenta anotadora y, de paso, convirtió la última media hora en una auténtica locura, un ida y vuelta constante en el que el Dépor reculó demasiado y renunció a defender con el balón. Lo pagó caro, viendo cómo se le escapaban esos dos puntos que ya tenía en la mano. Pudo ganar, también pudo perder y se tuvo que conformar con un empate que, tal y como se desarrolló el encuentro, sabe a derrota.

El grave error arbitral, otro más en contra del Deportivo, resultó determinante en el desenlace del choque, pero más allá del resultado final el equipo coruñés volvió a tener bastantes problemas para armar fútbol en campo contrario, algo que suele ser habitual en sus compromisos como visitante. Dispuso de algunas ocasiones claras cuando el partido se descosió, pero mientras el marcador fue de 0-0 nunca acabó de sentirse a gusto con el balón. Por momentos lo quiso, incluso más que su rival en algunas fases, pero no para generar peligro sino para amasarlo sin más. Ni siquiera Çolak, su futbolista más creativo, fue capaz de echarse al equipo a sus espaldas. Apareció poco en una primera parte nada vistosa para el espectador.

Poco lució el Granada con esa línea de cinco que plantó Lucas Alcaraz en busca de amplitud y profundidad. Se jugaba la vida y eso, más que espolearlo, lo atenazó. Los dos equipos se respetaron mucho en unos primeros 45 minutos con bastantes llegadas y pocas ocasiones claras. El Dépor apenas inquietó al meta Ochoa, quien en la segunda parte acabaría convirtiéndose en el salvador de su equipo. Andone y Marlos Moreno, con sendos remates de cabeza defectuosos, fueron los únicos que pisaron el área contraria con relativo peligro hasta el descanso. Esas dos acciones, más un par de tiritos lejanos de Çolak y Juanfran, fueron las contadas aproximaciones visitantes. Algo más, aunque no demasiado, propuso el Granada. Perdonó el 1-0 en el minuto 38, cuando Pereira culminó con un testarazo manso un gran servicio de Barral.

Colista con solo tres puntos, al conjunto nazarí no le valía de nada el empate y tras la reanudación dio un paso al frente. Se dejó los miedos en el vestuario y arriesgó más en busca de un primer gol con el que poner el partido de cara. En esa fase tuvo más el balón ante un Deportivo preocupado casi exclusivamente de defender. No es que sufriera demasiado para mantener el 0-0, pero el encuentro parecía decantarse cada vez más a favor del Granada. El Dépor, agazapado, jugaba con fuego. El panorama no era nada alentador para los coruñeses, que perdieron a Marlos Moreno a media hora del final. Por él entró Babel, demasiado desenchufado sin balón. Cuando parecía que mejor estaba el conjunto andaluz, llegó el tanto de Andone. Nació de una pérdida en el centro del campo que Çolak transformó en un pase de gol. Su balón al espacio lo corrió con fe el delantero rumano, que superó en carrera a su defensor para plantarse solo ante Ochoa. Remató al cuerpo del mexicano, pero anduvo vivo para empujar hacia la portería el balón muerto que le quedó tras el rechace (m.64).

El Deportivo había hecho lo más difícil, adelantarse en el marcador. Quedaba media hora por delante para defender la ventaja y buscar un segundo tanto con el que sentenciar el triunfo. A la fuerza iban a aparecer espacios por explorar a la espalda de la defensa andaluza, cada vez más adelantada. A Lucas Alcaraz no le quedaba más remedio que arriesgar y lo hizo dando entrada a Boga y Kravets. Tyton evitó el empate con un par de buenas paradas antes de que llegara la acción que pudo dejar finiquitado el encuentro, la del gol legal de Babel anulado por un fuera de juego inexistente (m.76). Solo cinco minutos después, en una jugada embarullada, llegó empate con el envío de Barral que Tyton introdujo involuntariamente en su propia portería al intentar despejar.

Desatado, el Granada siguió cargando con insistencia para convertir la recta final en una auténtica locura, con llegadas constantes a las dos porterías. Las más claras, a la contra, fueron las del Deportivo. Pudo marcar Bruno Gama en el 83 pero su disparo potente lo rechazó Ochoa con una gran estirada. No fue el último paradón del mexicano, quien poco después desvió un remate a quemarropa de Guilherme. Perdonó el brasileño la última ocasión clara del conjunto coruñés, que sigue teniendo muchos problemas en campo contrario, especialmente lejos de Riazor. Más allá de los errores arbitrales, puede y debe mejorar.