El Dépor cometió muchos errores, sigue siendo un equipo más que imperfecto. Es probable que si el Sevilla le hubiese llegado a empatar pronto, habría perdido con claridad. Hubo mil condicionantes y fallos que pudieron desembocar en el mismo resultado, pero el equipo coruñés no merecía caer como lo hizo. Cruel, muy cruel. En el descuento, cuando pocos minutos antes ganaba, cuando empezaba a recuperar a algunos activos como Andone, cuando había demostrado carácter, cuando sacaba la cabeza del fondo de la tabla y, sobre todo, cuando acababa de padecer el enésimo perjuicio arbitral de un Mateu Lahoz que prefirió mirar para otro lado... No es justo, pero es lo que tuvo que tragar Riazor cuando comenzaba a ilusionarse con un equipo al que le sigue costando un mundo ser competitivo y resolutivo y más ante rivales superiores. Un golpe que puede marcar a un grupo.

Los primeros segundos del duelo fueron el mundo al revés. Al Dépor le debió animar la hora del vermú para olvidarse de unas de esas siestas que se suele echar tradicionalmente en el inicio de los partidos para inventarse un gol desconocido. Primera titularidad para Babel en Riazor y no tardó ni minuto en hacerse valer. La banda derecha aprovechó la desconexión hispalense para apretar y conseguir la ventaja suficiente para que Juanfran pusiese un caramelo en la cabeza del holandés. El timming del remate del ex de Liverpool y el Ajax no desmereció a la asistencia. Ni saltó. Se buscó el sitio y giró de manera académica y parsimoniosa la cabeza para hacer imposible la estirada de Sergio Rico. El '23' era la gran novedad en el once junto a Guilherme y el esperado regreso de Albentosa, pero no se quedó ahí. Babel ejerció en muchas ocasiones durante el primer acto de referencia para utilizar su altura como arma en el juego directo.

El sopapo despertó a la bestia, al Sevilla. Como todo equipo de Sampaoli, pidió la pelota y se puso a jugar. Y tuvo infinidad de ocasiones para meterle mano a un Dépor desbordado. Está claro que la apuesta de Garitano es jugar directo, con velocidad y espacios, pero ni hacía diferencia con los balones largos y la pelota tocando no le duraba ni diez segundos. Sufrió lo indecible. Así era imposible. Solo le salvó la falta de puntería de su rival.

Llegada la media hora, el Sevilla se tomó un respiro y el equipo coruñés pudo subir la línea, presionar algo más arriba y soltarse. Apareció Babel y poco más se le podía ver a los blanquiazules. De repente, un balón suelto lo recogió el holandés, se lo cedió a Andone y no tuvo nada más que hacer. La chispa, la genialidad. El rumano, en racha, se fue de cuantos les salieron al paso, inventándose regates y batió a Rico. Uno de los goles de la Liga. Lo celebró a lo grande él, el banquillo, sus compañeros y todo Riazor. Aún con los ecos de la alegría, N'Zonzi no erró esta vez tras otro fallo coruñés en el área. 2-1, jarro de agua fría y partido abierto. El Sevilla no se rendía.

Sampaoli no quería pero no le quedó más remedio que sacar a Vitolo al descanso. Artillería pesada. El equipo hispalense buscó equilibrarse con cuatro defensas. Se dispuso a encerrar al Dépor con la pelota como argumento. Creó ocasiones, el conjunto coruñés lo pasó mal, hasta a Babel le tocó ejercer de lateral izquierdo. La resistencia era desesperada, parecía imposible aguantar, pero cada minuto alimentaba la esperanza.

Entre rebotes, despejes y con la lengua fuera, el equipo coruñés iba estirándose. Ya sin Emre y con el músculo de Borges fue capaz de ir aguantando y en un balón suelto Mosquera le filtró un pase entre los centrales a Andone, el mejor del Dépor en este duelo. Se coló y su cabalgada le permitió plantarse ante Sergio Rico. Cuando iba a rematar, Gabriel Mercado le empujó de manera infantil e incomprensible. Ni Mateu Lahoz ni ninguno de sus asistentes quiso saber nada. Riazor estalló, no soportaba más. Esa pena máxima y la roja que debió ver Vietto. Eran los enésimos agravios arbitrales que podían costar puntos. Solo la victoria apaciguaba al público, pero pronto el castillo de naipes se fue al suelo y lo hizo de la manera más dura. Del 1-3 al 2-2 que acabó siendo un 2-3.

Garitano tiró de Arribas como lateral derecho para suplir a Juanfran y el equipo se descompuso. Si Vitolo se había convertido en una pesadilla por esa zona, lo fue aún más desde ese momento. El Sevilla atacaba por todos los frentes y en uno de los innumerables rebotes el canario acabó embocando el empate aprovechando una mano blanda de Tyton. Golpe a Riazor y lo peor aún estaba por llegar. Un saque de esquina terminó de condenar a un Dépor que no merecía caer así.

Ficha

Deportivo: Tyton; Juanfran (Arribas, min.79), Albentosa, Sidnei, Luisinho; Mosquera; Bruno Gama, Çolak (Borges, min.62), Guilherme; Andone (Marlos Moreno, min.87) y Babel.

Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Mercado, Carriço (Vitolo, min.46), Nico Pareja, Escudero; Kranevitter; Sarabia (Ben Yedder, min.76), N'Zonzi, Ganso (Franco Vázquez, min.70); y Vietto.

Goles: 1-0, min.1: Babel. 2-0, min.42: Andone. 2-1, min.44: N'Zonzi. 2-2, min.87: Vitolo. 2-3, min.92: Mercado.

Árbitro: Mateu Lahoz, del colegio valenciano. Amonestó a Tyton (min.57), Arribas (min.84) y Babel (min.94), del Deportivo, y a Dani Pareja (min.76) y Vietto (min.83), del Sevilla.

Incidencias: Partido de la duodécima jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio de Riazor ante 21.277 aficionados según el Deportivo.