Sin el agobio que podría sugerir su situación en la tabla, el Deportivo se impuso con claridad a un gris Osasuna y empieza a asomar la cabeza después de semanas deprimido por la falta de resultados y fútbol. Ahora le acompañan las dos variables y su partido ante el conjunto navarro anima a pensar en una línea ascendente que ya había dibujado en los compromisos más recientes.

Todo le vino de cara al equipo de Gaizka Garitano ayer, que repitió alineación por tercera jornada consecutiva. Seguro con el balón y sin él, encontró el camino hacia una victoria obligada en el saque de esquina en el que desembocó la primera ocasión del partido. Embocó Andone el lanzamiento de Çolak y encarriló un encuentro que no cumplió los pronósticos de trajín y brega vaticinados.

Entró a partir de entonces el partido en una fase en la que Osasuna consiguió igualar el dominio de los deportivistas. Le bastó con adelantar unos metros las líneas y presionar más cerca del centro campo. Fue un tramo en el que el encuentro amagó con convertirse en ese compromiso áspero que había vaticinado Garitano en la previa. El guión lo cambió ese tanto madrugador de Andone y la necesidad de los navarros de ampliar su planteamiento más allá de la resistencia al borde del área y alguna acción aislada o a balón parado.

Se estiraron lo justo como para que al Deportivo se le atragantase el manejo de la pelota y concediese algún que otro acercamiento peligroso. Al conjunto de Garitano lo desperezaron sobre todo las jugadas por la banda derecha, casi todas las acciones de peligro blanquiazules partieron de ese costado, las llegadas de Juanfran y la sociedad que parece haber alcanzado con Carles Gil. De un centro del lateral al filo de la media hora llegó la mejor oportunidad para ampliar la ventaja en el marcador y abortar cualquier amago de reacción de los navarros. El lanzamiento del madrileño lo conectó Andone de cabeza dentro del área, pero se marchó fuera ligeramente desviado.

Necesitaba en ese momento el Deportivo esas oportunidades para impedir que Osasuna apurara sus posibilidades de engancharse a un encuentro por el que había caminado de puntillas. Ocurrió, sin embargo, que el conjunto de Garitano prefirió no correr demasiados riesgos y reservar la cuota de atrevimiento para Carles Gil, Juanfran y, sobre todo, Emre Çolak. Guilherme y Borges se bastaban para sostener un planteamiento basado en la paciencia.

No quería prisas el Dépor pese a que su situación en la tabla podía invitar a lo contrario. Prefirió madurar las jugadas con calma, sin caer en la precipitación ni cometer los errores que le han condenado en compromisos recientes. Dio por momentos la sensación de jugar con el piloto automático, seguro y con los automatismos que ha ido adquiriendo con el transcurso de las últimas las jornadas.

Así encontró el camino hacia el segundo gol al filo del descanso, el que le dio todavía más tranquilidad y confianza para afrontar el resto del encuentro. Llegó de nuevo a través de la banda derecha, después de una prolongación hacia la carrera de Carles Gil, que mandó un centro sensacional hacia Babel en el segundo palo. El tanto confirmó la superioridad del Deportivo y también que el equipo de Garitano ha encontrado un recurso ofensivo valiosísimo en las bandas, en gran parte porque ha conseguido rentabilizar unos centros que hasta hace no mucho apenas representaban un peligro para las defensas rivales.

La cara le ha cambiado por completo al equipo, que encuentra alternativas a través de los costados y las incorporaciones de los laterales pero también por medio de la imaginación de Emre Çolak, el verso libre de los deportivistas, y la pelea constante de un Andone que parece haber asimilado parte del papel que Lucas Pérez cumplía dentro del entramando blanquiazul.

Ya no es que lleve cinco goles tras una sequía preocupante, sino que apura cada acción hasta el paroxismo, desgasta a las defensas para ampliar los horizontes de ataque de sus compañeros y forma la primera línea de presión del equipo, una aproximación a todo lo que representaba el coruñés en este equipo la temporada pasada.

Su rendimiento lo ha elevado Ryan Babel, ayer soberbio junto a Guilherme en el manejo del partido, cuya continuidad es la única preocupación para las vacaciones navideñas después de un triunfo para coger impulso.