La aventura copera del Deportivo acabó ayer en Mendizorroza de manera un tanto amarga, incapaz de superar a un equipo que durante la mayor parte de la segunda parte jugó con uno menos. Le faltó al equipo de Gaizka Garitano la ambición que el técnico aseguró que tenían puesta en una competición en la que ya hace seis años que no se superan los octavos de final. Pocas veces lo tendrá mejor el Deportivo para avanzar de ronda. Pese a verse por debajo en el marcador al filo del descanso, encontró aire con la expulsión de Theo nada más regresar de los vestuarios. Casi nada hizo bien el Deportivo a partir de entonces, salvo igualar el marcador con tiempo suficiente por delante como para terminar de desnivelar una eliminatoria que tenía completamente a su favor.

Triunfó sin embargo el Alavés ante la incapacidad coruñesa y la falta de ideas de un equipo mermado por las bajas que no encontró alternativas válidas para darle la vuelta al marcador desfavorable con el que viajó desde Riazor. Y eso que pudo ponerse en ventaja cuando apenas se había alcanzado el cuarto de hora.

El Deportivo parecía el más interesado al comienzo por manejar la pelota. Lo hacía sin prisa, con la pausa que le proporcionaba la pausa y la imaginación Emre Çolak, de regreso a la mediapunta. Una acción suya en la que se deshizo de dos marcadores precedió a la mejor oportunidad de la primera parte. Una pelota acabó muerta a los pies de Marlos Moreno después de un mal despeje del portero local. Lo tenía todo a su favor el joven colombiano para espantar los fantasmas que lo han perseguido prácticamente desde su aterrizaje en el equipo y especialmente desde que la semana pasada en el compromiso de ida tuviera que escuchar los reproches de parte de la grada. El balón le llegó franco y con la posibilidad de acomodarlo donde quisiera en la portería de Ortolá, pero ajustó tanto que terminó por enviarlo al palo.

Esa acción marcó el resto del encuentro para el colombiano, que encadenó a partir de entonces resbalones y situaciones en las que nunca terminó de escoger la opción más adecuada. El equipo perdió así la profundidad que lo caracterizaba antes del paréntesis navideño, con la otra banda también anulada por la tendencia de Borja Valle de marcharse siempre hacia el centro.

La eliminatoria parecía que llegaría viva al descanso, pero el Alavés la terminó de poner a su favor con un tanto al filo de los 45 minutos. Santos pudo adelantar a su equipo después de un servicio de Pantic, pero envió el balón al larguero. El rechace no terminó de despejarlo Arribas y Édgar Méndez lo recogió para plantarse ante Rubén con la colaboración de toda la defensa deportivista. El Deportivo necesitaba entonces dos tantos si quería seguir adelante en una competición en la que el club había mostrado verdadero interés.

Llegó la reanudación y una acción que colocó al Deportivo ante el horizonte de un partido cuesta abajo. No es que el Alavés se quedara con uno menos con toda la segunda parte por delante, es que perdió a su jugador más desequilibrante después de llevarse por delante de manera violenta a Juanfran. Era la segunda amarilla para Theo y el incentivo que necesitaban los blanquiazules.

A partir de ahí el manejo del balón fue al completo para los de Garitano, que empezaron a rondar la portería del Alavés a través de centros y acciones a balón parado. A través de un córner llegó el empate y la posibilidad real de acceder a los cuartos de final. Arribas cabeceó en el área un gran lanzamiento de esquina de Emre Çolak y ponía al Deportivo a un tanto de colarse en la siguiente ronda.

Quedaba poco menos de media hora, pero el conjunto blanquiazul no la supo gestionar. No supo medir en ningún momento el ritmo del partido. Por momentos estuvo precipitado y en otros demasiado aletargado. La intención la puso Juanfran por el costado derecho intentando ganar la línea de fondo en cada acción para colocar centros en la cabeza de Joselu. Apenas le llegó alguno. Ni a él ni a Andone cuando Garitano decidió poner sobre el campo todo el potencial que le quedaba.

Los minutos fueron pasando así sin que el Deportivo encontrara la manera de superar las dos líneas que colocó el Alavés en frente de su área. No lo hizo ni cuando prescindió de Çolak en la mediapunta para colocarlo en el centro del campo para iniciar las jugadas una vez que éstas arrancaban ya prácticamente de tres cuartos hacia adelante.

La eliminatoria la tendría Joselu en un remate de cabeza dentro del área después de un centro de Luisinho que el delantero no conseguiría orientar por completo y que despejaría Ortolá a córner. Con ello se escapó la posibilidad de superar los octavos por primera vez desde hace seis años y de adornar la temporada con una competición que este año se presenta más apetecible que nunca, aunque los efectivos sean ahora limitados.