A estas alturas de temporada, recién empezada la segunda vuelta, no vale de nada acumular méritos. De lo que se trata es de sumar puntos y ayer el Deportivo se dejó otros tres en el campo del Eibar, un rival que supo rentabilizar al máximo sus ocasiones. Puede que lo más justo fuese un empate, sobre todo por el asedio visitante de la segunda mitad, pero el equipo coruñés fue inferior a su rival en las dos áreas, donde de verdad se deciden los partidos. En la propia dio demasiadas facilidades, cometiendo varios desajustes que le costaron muy caros. Y en la contraria le faltó una pizca más de contundencia para batir a Yoel, decisivo bajo palos con un recital de paradones. Sus intervenciones evitaron el 2-2 en una segunda mitad de monólogo ofensivo del Dépor, al que le birlaron otro penalti antes de encajar el tercero.

Otra jornada más sin ganar fuera de casa, la gran asignatura pendiente de un equipo cuyo rendimiento mengua, y mucho, cada vez que le toca competir lejos de Riazor. A domicilio es otro Dépor, más apocado, como si le costara salir a ganar y no a verlas venir. Ayer entró en el partido con parecida parsimonia a la que mostró la semana anterior en Las Palmas y la consecuencia fue que volvió a encajar pronto, y no uno, sino dos goles. Cuando se dio cuenta de que el fútbol no espera por nadie, ya perdía por dos tantos. Le penalizaron sus errores defensivos, aprovechados por el Eibar para plasmar en el marcador su mayor valentía a la hora de encarar el encuentro.

Eficacia máxima la del conjunto armero, que en sus dos primeras llegadas puso el partido de cara con sendas dianas. Primero fue Adrián el que sorprendió a Tyton con un gran golpeo desde fuera del área (m.4). Pese al tempranero gol, los vascos siguieron apretando arriba para someter a un Dépor todavía sin respuesta. Tardó bastante el equipo coruñés en nivelar las fuerzas y empezar a enlazar más de dos pases seguidos. Solo Guilherme y Çolak le dieron cierto sentido al juego, insuficiente para obligar al Eibar a ceder terreno.

El partido siguió transcurriendo como más le convenía a Mendilibar, con un ritmo altísimo y casi sin pausa. Su equipo daba sensación de peligro cada vez que se aproximaba al área coruñesa, todo lo contrario que el Dépor, encomendado al pelotazo en largo a Andone para dar señales de vida en campo contrario. Un cabezazo desviado de Borges y una volea de Sidnei a las nubes fueron las únicas llegadas visitantes hasta el 2-0 (m.15). Nació de un mal despeje de Navarro, acompañado de un despiste colectivo de la retaguardia coruñesa. Adrián filtró un balón al espacio y Sergi Enrich batió a Tyton de tiro cruzado.

Otro golpe duro para el Dépor, a quien el Eibar devolvió el regalo solo cuatro minutos después, dejando a Çolak cabecear a placer un servicio de Carles Gil desde la derecha. El turco recortaba distancias y volvía a meter a su equipo en el partido. Le vino bien al Dépor ese intercambio de goles, porque el 2-1 le sirvió para entrar de lleno en el encuentro y darse cuenta de que podía hacer daño al Eibar. Solo era cuestión de querer el balón y saber qué hacer con él. Sin alardes, la escuadra de Gaizka fue creciendo y obligando a los armeros a dar un paso atrás. Arribas, con un cabezazo fuera, culminó la ocasión más clara hasta el descanso.

Tras la reanudación el campo se volcó definitivamente hacia la portería de Yoel. Volvió a funcionar la conexión Çolak-Andone, sin duda el principal argumento ofensivo del Deportivo, casi el único, exceptuando las acciones a balón parado. El rumano probó al meta en el 49 culminando una gran acción personal con un duro disparo que el gallego desvió a córner. Prácticamente en la siguiente acción llegó la jugada polémica del encuentro, el derribo de Lejeune a Çolak dentro del área. Penalti claro salvo para el colegiado Martínez Munuera, que dejó seguir el juego.

No se rindió el Dépor. Siguió asociándose con criterio y explorando las bandas para colgar balones al área en busca del remate. Volvió a acariciar el gol en el 67, tras otro buen servicio de Çolak a Andone. El disparo del delantero, en posición forzada, volvió a encontrar la salvadora respuesta de Yoel. También tuvo el empate en sus botas Carles Gil, cuyo tiro a pase de Juanfran no encontró portería.

Parecía que el 2-2 era solo cuestión de tiempo, de no perder la fe y tener paciencia hasta encontrar el justo premio al acoso. Sin embargo, otro error del Dépor en su propia área lo volvió a aprovechar el Eibar para sentenciar el encuentro. De nuevo una segunda jugada dio pie al 3-1, firmado por Lejeune a pase de Sergi Enrich para sonrojar una vez más a la defensa visitante (m.71). Errores así se pagan caros en Primera, una categoría en la que resulta imposible sumar cuando se encajan tres goles. Poco más de sí dio el encuentro, únicamente para algún detalle esperanzador del debutante Kakuta. No tuvo más historia esta nueva derrota, la primera tras la del Bernabéu, que deja al Deportivo con poco margen de error para su cita del próximo viernes en Riazor contra el Betis.