"Estaba en una nube". Un día que recuerda cada mañana. Manuel Ríos Quintanilla, Manolete, debutó como internacional hace hoy 45 años en un Irlanda del Norte-España y lo atestigua en el salón de su casa su camiseta de aquella tarde que luce hoy enmarcada en una de las paredes. Es el recuerdo tangible de los innumerables intangibles que supuso el estreno para él. "Fue muy importante. No iba nadie. Era dificilísimo que te llamasen si no pertenecías a clubes como el Real Madrid o el Barcelona y entonces se jugaban muchos menos partidos que ahora", avanza quien ese día portó la misma zamarra que Quini o Iribar, "uno de los mejores del mundo", ante rivales inolvidables como George Best. "Le saludé en el campo, era muy buena gente".

Ha pasado casi medio siglo y desde entonces el Dépor no ha conseguido convertir en internacional a ningún futbolista nacido en la ciudad de A Coruña. Antes que Manolete lo habían logrado Chacho, Juan Acuña, Pedrito y Amancio. Luis SuárezChachoJuan AcuñaPedrito AmancioLuis Suárez había volado a Barcelona antes de conseguirlo y Lucas Pérez estuvo a un pasoLucas Pérez . "Fue una pena", apunta Manolete, dispuesto a que le sucedan cuanto antes.

Empezó aquel día en el banquillo y antes de la media hora fue reclamado por Ladislao Kubala, "una persona muy cercana", para reemplazar a Quini que se había llevado un golpe en un pómulo en la batalla de Hulk (1-1). Tuvo un estreno un poco accidentado justo el mismo día en el que debutaba Migueli. Manolete no olvida las palabras de ánimo de Gallego ante los nervios que le invadían. Jugó en su puesto, se rehizo, cumplió e incluso fue destacado por El Mundo Deportivo, un diario que meses más tarde le daría el trofeo Fabuloso como mejor jugador español de la temporada 1971-72 tras ser el más votado por sus corresponsales en todos y cada uno de los partidos de Liga. Un año más que redondo.

Aquella llamada, en un duelo clasificatorio para la fase final de la Eurocopa de 1972, fue la primera "después de estar 17 veces preseleccionado", pero no la única. Dos meses después, ya como titular, disputó un duelo en Grecia (0-0). "Fue un viaje inolvidable", apunta. También es imborrable lo que ocurrió sobre el césped. El duelo sirvió de homenaje a otro coruñés como Luis Suárez, que volvía seis años después para despedirse. Ambos de Santo Tomás, ambos captados por Rodrigo y ambos en el once de España. Se cerraba el círculo.

Loureda, Beci, Seoane, Cholo, Luis... Manolete no era el único producto de la cantera de A Coruña que había sido partícipe de aquella campaña, que tuvo la rúbrica de una permanencia cimentada en parte en una victoria ante el Madrid en Riazor (1-0, gol de Cervera). Al mando estaba Arsenio, al que atribuye parte del mérito de haber sido internacional. Un Deportivo muy herculino, con calidad y un fuerte arraigo. "Había un nivel altísimo en los modestos de A Coruña. Surtieron durante mucho tiempo al equipo".

"Nunca se sabe si aquellos tiempos volverán. El fútbol son ciclos". Le cuesta explicar por qué han pasado 45 años desde la última vez que el Dépor hizo internacional a un coruñés. Manolete no pierde la esperanza. Aquel verano de 1972 fue el de su adiós, traspasado "al Valencia por quince millones de pesetas, una barbaridad de dinero". Él, que era "deportivista" y había sido "capitán con 22 años", buscaba otros retos, pero el recuerdo de haber sido internacional estaba y sigue estando ligado a A Coruña. "No puedo estar más orgulloso".