Regresó Germán Lux a la titularidad doce partidos después para ocupar el lugar de un Tyton que no fue capaz de convencer y disipar las dudas existentes en la portería desde que el argentino arrancara la temporada. El polaco no mejoró los registros de su compañero en una posición comprometida para el equipo desde que el curso pasado la sucesión de lesiones obligara a recurrir al tercer portero y a acudir al mercado de invierno en busca de un recambio para Fabricio.

Las miradas estaban puestas ayer en Lux, cuestionado dentro de la inestabilidad que soporta la portería deportivista, y tuvo un regreso plácido, al menos en la primera parte. De entrada, fue recibido con cariño por los aficionados de la grada de Maratón en cuanto se situó bajo los palos. Al argentino le reconocen su mayor ascendencia en el equipo frente al recién llegado a pesar de que los números de ambos han sido muy parecidos esta temporada. La media de tantos encajados es similar, como también las dificultades de ambos para dejar la portería imbatida este curso.

Garitano, sin embargo, entendió que era necesario otro relevo en esa posición, una decisión con aroma a castigo por la actuación de Tyton en San Mamés hace una semana. El desafío de Lux era el mismo que al comienzo de la temporada: ser determinante y aportar puntos desde su posición. No lo había conseguido mientras fue titular, pero su relevo tampoco. Ayer estuvo cerca.

No tuvo que intervenir demasiado en una primera parte en la que el Alavés apenas se aproximó por su área. Laguardia lo probó en un saque de esquina al borde del cuarto de hora que el argentino tuvo que desviar por encima del larguero. Menos seguridad daría en un mano a mano ante Deyverson en el que se quedó a media salida.

El partido le tenía reservado un papel protagonista a través del penalti que Jaime Latre concedió al Alavés, pero no adivinó las intenciones de Manu García en el lanzamiento. Sostuvo al equipo después con una intervención a remate de cabeza del propio Manu y salvaría el fuego amigo de Andone en un mal despeje del delantero rumano en un córner. No fue suficiente. Le faltó la guinda.