Ganó por fin el Deportivo. Lo hizo por primera vez en lo que va de año, después de ocho jornadas de ayuno, ante un rival directo en la pelea por la permanencia y cuando más lo necesitaba, a pesar de que ayer en El Molinón acumuló menos méritos que en otras ocasiones en las que el triunfo se le escurrió de manera cruel. Sufrió el equipo en el segundo partido de Pepe Mel en el banquillo para llevarse un encuentro que además de con la pelota se disputó con la angustia que compartían ambos. Triunfaron los coruñeses donde fracasaron sus rivales, frustrados por Germán Lux e incapaces de aprovechar las concesiones de un Deportivo impreciso y desatinado con el balón.

Desde el principio se plasmó que el partido se disputaría entre las precauciones de los dos equipos. Era el Sporting el que encontraba mayor fluidez a través de los espacios que le proporcionaba un Deportivo perezoso que, aunque manejaba la pelota, no buscaba alternativas de ruptura entre las líneas rojiblancas. Avisó Sergio Álvarez después de una llegada muy peligrosa de Roberto Canella por la banda izquierda. El efímero lateral deportivista cedió en el área para su compañero, que elevó el balón por encima de la portería de Lux.

Respiró Mel en el banquillo y también los 1.300 aficionados blanquiazules que acudieron a El Molinón, pero no hubo una reacción inmediata por parte de los deportivistas. Lejos de Riazor les cuesta abrochar los partidos y patinan si no encuentran un hilo conductor a través de la pelota. Esa debilidad aún no conseguido corregirla el nuevo entrenador, que sin embargo ha armado un grupo más consistente y menos vulnerable a los vaivenes anímicos. Se agarró a ello el Deportivo para asomarse por el área rival e inquietar a Cuéllar con un disparo de Luisinho a los veinte minutos que se marchó muy desviado.

No había demasiadas pistas por aquel entonces de hacia dónde podría decantarse el partido, pero Vesga se encargó de aclarar el panorama con un penalti clamoroso al intentar despejar un lanzamiento de esquina con el brazo en alto. Mateu, al que antes los sportinguistas habían reclamado un derribo de Navarro sobre Traoré, no lo dudó y señaló el punto de penalti. Çolak reclamó el lanzamiento entre los aspavientos de Andone y lo ajustó sin demasiada fuerza a la izquierda de Cuéllar, que lo detuvo sin conceder ni siquiera el rechace.

La parada del portero encendió al Sporting, que salió a la contra con rapidez y a punto estuvo de adelantarse con un disparo de Burgui desviado por Lux. Fue solo un amago de descontrol porque el partido regresó a los cauces de precauciones mutuas que desniveló Mosquera al filo del descanso.

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El Dépor gana en Gijón al Sporting

El mediocentro coruñés, recuperado para la causa por Mel debido a la lesión de Guilherme, se encontró un saque de esquina en el segundo palo y lo embocó sin mover los pies del suelo para colocar a los deportivistas en ventaja en un partido en el que todavía les quedaba mucho por sudar en una segunda parte que desde el comienzo se anunció agónica.

No ayudó el comportamiento de los blanquiazules a tranquilizar el ímpetu del Sporting, consciente de que con la derrota se le escapaba el tren de la permanencia. No habían transcurrido diez minutos de la reanudación y el conjunto coruñés ya había concedido varias faltas en las inmediaciones del área. En ninguna acertaron los rojiblancos, intrépidos tras el descanso pero muy limitados para materializar las ocasiones de las que dispusieron.

Traoré tuvo el empate después de una jugada larga en la que los hombres de Mel comenzaron a evidenciar el esfuerzo del jueves ante el Atlético. Su cabezazo se marchó desviado con toda la portería a favor. Restaba por entonces media hora para el final que el Deportivo insistió en convertir en un calvario a través de pérdidas constantes muy comprometidas. No acertaba a conservar el balón y encontrar respiro el conjunto de Mel, así que el técnico miró al banquillo para buscar soluciones.

Sustituyó a un desaparecido Çolak por Carles Gil para tratar de templar el dominio y dio descanso a Andone para que entrara Joselu. Respondió el valenciano, pero no así el delantero, que pasó desapercibido incluso en actitud, innegociable para el nuevo entrenador blanquiazul.

No consiguió estirarse el Deportivo, salvo por un cabezazo de Borges y otro disparo de Luisinho, y el Sporting se volcó en los instantes finales en busca de un empate que aliviase la delicada situación en la que le dejaba la derrota. Tuvo la igualada en un balón colgado al área que se encontró Traoré frente a las narices de Germán Lux. Disparó a bocajarro el delantero marfileño, pero reaccionó el guardameta deportivista sacando una mano salvadora con el cuerpo ya vencido.

Fue una acción postrera en la que se resumió un partido disputado entre apuros mutuos y en el que, por fin, el Deportivo se vio beneficiado. Cuatro puntos de seis suma Pepe Mel desde su llegada al banquillo antes de afrontar otro compromiso decisivo el miércoles ante el Betis en el partido que se aplazó por el temporal. El técnico ya ha avisado que los partidos ante Atlético y Sporting les van a pasar factura ante los andaluces en Riazor, pero los blanquiazules se han colocado por primera vez en mucho tiempo con el viento a favor.