Un capítulo más en la historia del Deportivo. Y otra vez uno de los protagonistas es Álex Bergantiños. El conjunto azulgrana supera al Barcelona (2-1) y hace vibrar Riazor en un día para recordar. El estadio se llenó con más de 28.000 aficionados y en Maratón Inferior volvió a lucir la pancarta de los Riazor Blues. A la espera, por tanto, de lo que comunique esta semana Antiviolencia sobre un tifo que sigue despertando polémicas. Por supuesto, no faltaron los gritos de "Jimmy vive" en el minuto 30.

Los deportivistas nunca se olvidan del aficionado que murió en un prepartido entre el Atlético y el Deportivo. Han pasado más de dos años desde aquel crimen y su alma sigue presente en el estadio cada jornada.

Ayer no fue menos. Y además, fue un día especial. De celebración, de euforia, de creer en el deportivismo más que nunca. Sabían cuerpo técnico, jugadores e incluso el público de la dificultad de enfrentarse al Barça pero ni eso frenó la ilusión. Se implicó la grada desde el principio, discutiendo algunas decisiones arbitrales y pitando a los jugadores azulgrana -salvo a Iniesta, que siempre es ovacionado-. Regresó a Riazor el grito de "Deportivo, alé". Y Maratón encontró respuesta en Pabellón -en esta grada varios aficionados fueron desalojados por las goteras y reubicados en tribuna-. Y también en todo el recinto deportivo. Nadie podía quedarse callado. Alguno incluso vio el partido de pie, incapaz de contener los nervios.

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Riazor celebra a lo grande la victoria del Deportivo frente al Barça

Se podían ver camisetas y bufandas del Barcelona, pero el blanquiazul pobló Riazor. Con el gol de Joselu llegó la locura. Al descanso, ya se pedía el final. Pero lo que deparaba la segunda parte era aún mejor. Al gol de Luis Suárez contestó el que nunca falla. Álex Bergantiños.

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Así fue la secuencia del gol de Álex al Barça

Hasta Pepe Mel enloqueció en el banquillo y aplaudía sin parar con el 2-1. No podía creer Riazor lo que estaba ocurriendo e incluso muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando Fajr no sentenció. Pero hubo final feliz. En Manuel Murguía, algunos esperaban a los jugadores de Luis Enrique para fotografiarlos. Pero otros muchos celebraban lo que acababa de ocurrir y, además, miraban orgullosos la clasificación. Ocho puntos por encima del descenso. Suma y sigue.