El Dépor busca motivos para creer en que es posible plantar cara al Madrid y volver a sumar ante uno de los más grandes de la Liga, como ya hizo anteriormente en Riazor frente al Atlético (1-1) y el Barcelona (2-1). Esos dos precedentes tan recientes, ambos con Pepe Mel al mando, alimentan las esperanzas coruñesas de obtener un resultado positivo pese a la dificultad máxima del encuentro de mañana. Los blancos se juegan el título de Liga tras perder el clásico. Saldrán enrabietados, con ganas de borrar cuanto antes la derrota frente al Barça a costa de un Dépor que viene de hacer un partido flojísimo en San Sebastián, de los peores de la temporada. Se dejó ir en Anoeta, donde perdió por incomparecencia.

Otro camino bien diferente, el de la intensidad y la concentración plenas, deberá seguir mañana para presentar batalla frente al Madrid. Una ruta conocida, la misma que eligió no hace tanto para empatar contra el Atlético y tumbar al Barça. El pasado 2 de marzo, en el debut de Mel en el banquillo de Riazor, el Dépor derrochó coraje y fe desde el pitido inicial ante el conjunto colchonero hasta que Florin Andone encontró el premio a la insistencia marcando el 1-0 en el minuto 13. Los del Cholo Simeone sufrieron para acabar arañando un empate, gracias al tanto de Antoine Griezmann en el 68. Fue un buen punto de partida sobre el que apoyar la reacción del Dépor con el efecto Mel, efímero pero clave para distanciarse de los tres de abajo.

Diez días después, el 12 de marzo, otro rival aún más grande visitaba Riazor: todo un Barça que venía de hacer una machada frente al PSG remontando con un 6-1 una eliminatoria que parecía imposible. Con esa gesta todavía reciente, los culés se estrellaron en A Coruña. Luis Suárez empató nada más empezar la segunda parte el tanto de Joselu, pero el Dépor no se vino abajo y Álex Bergantiños acabó decidiendo con un gran cabezazo a falta de un cuarto de hora del final. Otro ejemplo reciente de fiabilidad en Riazor ante un rival poderoso, tanto como el Madrid.