La enésima decepción de la temporada se saldó ayer con la afición abroncando al equipo. Otra oportunidad desperdiciada de sellar la permanencia enfadó a la grada de Riazor, que digiere la situación como bien puede dentro de la preocupación reinante. La plantilla no es ajena después de la derrota ante el Espanyol y reconoce que la moral se ha resentido durante las últimas semanas. "La cabeza es muy importante en todos los deportes. El equipo está débil anímicamente, cualquier golpe lo acusa más", reflexionó esta mañana Álex Bergantiños tras el entrenamiento del equipo en la ciudad deportiva de Abegondo. "Cuando estás en ese tipo de situaciones e inercias los rivales suelen necesitar menos para hacerte daño. Quizá dimos más sensación de fragilidad de la que tenemos", añadió el capitán deportivista.

El tropiezo contra el Espanyol deja al equipo cinco puntos por encima del descenso con seis por disputarse. Depende de sí mismo para continuar en Primera División una temporada más, pero el ambiente es de "precupación". "La preocupación la tuvimos siempre, mientras que no consigues el objetivo se puede complicar", apuntó Álex. "La situació es preocupante porque hay poco margen", añadió.

Los deportivistas necesitan ahora un resultado positivo en Villarreal el domingo para seguir en Primera o esperar que el Sporting no gane ante el Eibar. "Lo que quiero es que el Dépor se salve. Ojalá que le ganemos al Villarreal y no pensar en otros campos, pero lo importante es que nos salvemos", manifestó Bergantiños.