Eso fue lo que ocurrió el domingo a estas alturas de la temporada y ante la importancia de los puntos a disputar. El experimento que se hizo con la alineación y el planteamiento fue el adecuado para seguir desperdiciando, una vez más, la primera mitad de partido. En el segundo tiempo, con una sustitución y con un cambio de posición, fue otra cosa completamente diferente.

A falta de tres partidos y ante la importancia del encuentro, éste no era para experimentar con el trivote y con el debut de Edu Expósito. Borges no sabía dónde estaba. Se ha demostrado, una vez más, que Çolak no es jugador de banda. Juanfran terminó el primer tiempo fundido de tanto subir y bajar toda su banda sin apenas recibir ayudas defensivas y así vino el segundo gol del Espanyol (el único jugador que le puede guardar la espalda al irse al ataque es Laure). El recorrido conduciendo balón sin sentido de banda a banda de algunos jugadores, originó una anarquía táctica tremenda y una pésima ocupación del terreno de juego. A destacar solo alguna acción individual esporádica sin resultado positivo. Siempre he criticado la alineación de Fayçal en banda por su tendencia de irse al centro, era el idóneo para alinearlo en el centro en este encuentro.

En la segunda parte, con los cambios realizados, el partido fue totalmente del Deportivo y mereció, como mínimo, el punto necesario, pero jugó con precipitación, le faltó darle serenidad al juego, abusó de los centros a la olla y también le faltó un poco más de tiro desde la frontal del área. Creó ocasiones suficientes para ganar, pero la falta de efectividad sigue siendo alarmante.

¡Qué razón tenía Juanfran al decir que quería estar salvado el sábado!