Las "orejitas tiesas" que Pepe Mel vio en sus jugadores cuando se hizo cargo del Deportivo, y que en el último mes y medio desaparecieron, volvieron a asomarse ayer en Abegondo gracias a la recia actitud del técnico, más vehemente y severo que nunca durante el entrenamiento. No es una semana cualquiera, y así lo demostró el míster. Aprovechó el partidillo a campo completo para sacar todo el genio que lleva dentro, buscando una reacción inmediata en la plantilla de cara al trascendental encuentro del domingo en el estadio de la Cerámica (20.00 horas). Siempre muy encima de sus futbolistas, dedicó continuos gritos y enérgicas correcciones, interrumpiendo con frecuencia el juego para ajustar movimientos y posiciones en el teórico once inicial que presentará ante el Villarreal.

Se desgañitó especialmente al repasar principios defensivos básicos. Por ejemplo, de qué forma y a qué velocidad se debe reagrupar el equipo tras perder el balón. Insistió sobre cuestiones muy simples en un contexto de fútbol profesional, que deberían estar perfectamente automatizadas desde hace tiempo, pero que no están saliendo en los partidos. "¡Pensad un poco, chavales! ¡Os lo llevo explicando un mes!", se quejó a sus pupilos. Entre otras cosas, les exigió que cuando pierdan la posesión regresen a su propio campo "cagando leches" para no dar facilidades al rival y que se junten por dentro. "¡Solo se trata de quererlo hacer!", les espetó durante los ensayos tácticos de los movimientos defensivos.

Mel fue más allá al demandar generosidad en los esfuerzos para que todos se expriman de principio a fin ante el Villarreal y recordó que, si alguno se vacía tanto que no puede seguir, para algo están las sustituciones. "¡Y si en el minuto 75 no puedo más, levanto los brazos y digo: 'Pepe' (solicitando el relevo) y hacemos el cambio!". Salpicó sus arengas con un variado abanico de tacos para que su mensaje calara aún con mayor eficacia entre sus jugadores. Incluso no dudó a la hora de subir al andamio donde se ubica el técnico analista, José Gordillo, para seguir momentáneamente las evoluciones de sus jugadores desde una posición más privilegiada. Una práctica inusual en Mel, reveladora de lo especial que es esta semana. El Dépor se juega la vida el domingo y el técnico recurrió al látigo para que la intensidad y la concentración fuesen máximas en todos sus jugadores. Uno de ellos, Florin Andone, con quien el entrenador mantuvo un intercambio dialéctico sobre cómo ofrecer líneas de pase y hacer desmarques. Mientras, desde la portería contraria Germán Lux lanzó un grito a su compañero para que atendiera a la explicaciones: "¡Nene, que tenés 23 años!".

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El técnico del Deportivo eleva la exigencia

El rumano se tomó "muy bien" los consejos del míster porque "Pepe es un entrenador que nos exige mucho, está muy encima de nosotros y nos intenta ayudar muchísimo para crecer como futbolistas porque, lógicamente, nos faltan muchas cosas por mejorar. Da igual la edad que tengamos. Siempre se puede mejorar y aprender cosas nuevas -explicó el delantero-. Es de agradecer que esté tan implicado y con tantas ganas. El equipo está igual, con muchas ganas. Somos conscientes de que este fin de semana es muy importante para nosotros, entonces es normal que haya más intensidad, más ganas y más trabajo para que ojalá consigamos nuestro objetivo".

EL SPORTING, "MÁS NERVIOSO"

La salvación está a una sola victoria, igual que en El Sadar frente a Osasuna y el pasado domingo en Riazor contra el Espanyol. En ambos casos el Dépor se quedó a las puertas de un objetivo que espera certificar en el campo del Villarreal, sin necesidad de prolongar el sufrimiento hasta la última jornada. Incluso podría salvarse sin sumar más puntos en caso de que el Sporting no haga pleno de victoriasSporting , aunque Andone preferiría cruzar la meta sin ayudas ajenas. "Tenemos que sacarlo nosotros, por nuestro orgullo, por nosotros mismos, sin depender de nadie. Hay nervios pero creo que el Sporting está más nervioso que nosotros", afirmó el internacional, que afronta como "una final" la cita del domingo en el estadio de la Cerámica.

La exigencia máxima de Mel elevó la intensidad del entrenamiento de ayer, en el que los futbolistas pelearon al límite por cada balón dividido. En la última acción de la sesión Emre Çolak dio el susto al quedar tendido momentáneamente sobre el césped. Se llevó la mano izquierda al brazo derecho, pero fue un percance sin importancia y se levantó de inmediato para estirar junto a sus compañeros. El turco formará el domingo desde el inicio en su posición natural de mediapunta, según los ensayos tácticos de ayer en Abegondo.