El Deportivo afrontará mañana en Villarreal su particular "prueba de fuego" para dejar sellada su continuidad en Primera División. Será un compromiso en el que la victoria aseguraría la permanencia sin atender al resto de rivales implicados en la lucha por evitar el descenso. "Tenemos una prueba de fuego en la que dependemos de nosotros mismos", subrayó esta mañana el entrenador blanquiazul, Pepe Mel, tras el entrenamiento de la plantilla en el estadio de Riazor.

El técnico deportivista destacó que la salvación dependerá principalmente de lo que suceda en El Madrigal, a pesar de que la atención de la afición se desviará también a lo que ocurra en Ipurua entre Eibar y Sporting. "A lo mejor será porque nosotros les hemos dado razones para ello. El público reacciona según las cosas que suceden. No podemos tener ni una sola queja del público, contra el Espanyol se volcó con los jugadores y los arroparon", reflexionó Mel esta mañana acerca del seguimiento que se tendrá el encuentro de Ipurua entre los seguidores blanquiazules.

El entrenador deportivista deslizó que no pueden evitar que el deportivismo se fije en ese encuentro y que los primeros que deben creerse que se puede alcanzar la permanencia en Villarreal son los jugadores. "La afición no tiene que creer nada, ha sufrido demasiado para pedirle un acto de fe. Los que tienen que creerlo son los jugadores y el cuerpo técnico", destacó. "Las palabras ya son vacías, llegó el momento de actuar y de dejar el pesimismo fuera", añadió.