El fútbol regresó ayer al renombrado Abanca Riazor tras el paréntesis estival con el clásico por antonomasia de todos cuantos torneos se celebran en verano. Volvía el Dépor a su estadio tras el bipolar partido con el que se despidió la pasada temporada en la que era la presentación oficial del nuevo proyecto blanquiazul. No hubo reproches desde la grada ni tampoco se terminó haciendo la ola como respuesta, aunque también había bastante menos público que en aquel encuentro que despidió el curso pasado.

Algo más de 13.000 aficionados, alrededor de un tercio del aforo, acudieron a Riazor con la curiosidad de ver al equipo después de casi tres meses y el aliciente de conocer a las nuevas incorporaciones. Aunque la entrada fue discreta, destacó sobre la que se registró durante el encuentro que enfrentó al Deportivo Abanca con el Athletic en el torneo femenino. Un estadio desangelado siguió la derrota de las chicas antes de que el conjunto de Pepe Mel se impusiese al West Bromwich Albion.

Fue el colofón a una jornada festiva que arrancó por la mañana con los tradicionales actos protocolarios que se desarrollan con cada Teresa Herrera. El alcalde, Xulio Ferreiro, encabezó por la mañana la recepción en el palacio municipal de María Pita a todos los conjuntos participantes. Allí hizo una reivindicación del papel del torneo como antesala de la competición y también del Deportivo como actor social y del Ayuntamiento como colaborador necesario del club. "Este Teresa Herrera marca el inicio de una temporada en la que, por primera vez, el Concello va a estar al lado del deportivismo y de su club como entidad colaboradora y, a su vez, el Deportivo va a asumir un mayor compromiso con la ciudadanía y con el deporte base", reflexionó Ferreiro en referencia los acuerdos alcanzados entre ambas entidades y cuyo principal proyecto será la reforma de la cubierta del estadio. "Como Gobierno local nuestra obligación es la de cuidar a nuestra ciudadanía y eso, necesariamente, pasa por cuidar Riazor y por cuidar al Dépor", añadió el alcalde.

Esta edición ha sido la última antes de la importante obra que se desarrollará en el estadio para sustituir la vetusta cubierta, castigada por el paso del tiempo y los sucesivos temporales. Abanca Riazor cambiará de aspecto, pero los que ayer acudieron a los partidos del decano de los torneos veraniegos pudieron ver los cambios efectuados por el club en los últimos meses. El estadio estrenó los nuevos banquillos, integrados en la grada al más puro estilo británico, y también los ambigús a cargo de la nueva empresa adjudicataria.