Un regalo al equipo que menos necesita los obsequios. Es muy probable que el Dépor fuese a caer igual ante un Real Madrid al trote, pero el sonrojante error de Rubén hizo aún más patente el problema en la portería y le descabalgó de un duelo en el que siempre se movió en el precipicio. Condenado. Aunque algo frío y justo, el grupo de Mel tuvo un buen puñado de ocasiones y se mostró entero y voluntarioso en muchos momentos del encuentro. Aun así, no fue capaz de responder en los instantes decisivos ni en las zonas de riesgo. Ni paradas, ni remates a la red. Un Dépor por definir y por definirse.

El equipo blanquiazul arrancó el duelo asumiendo su inferioridad. Lógico, era complicado imaginar otro guión del duelo. Zidane, con Cristiano de baja, pobló la media para contrarrestar el trivote deportivista y quedarse con la pelota. Adrián acaba de llegar, el fichaje de Lucas es un proyecto y Valverde, Carles Gil y Emre Çolak estaban de baja, pocas opciones le quedaban a Pepe Mel. Mucha ruptura y poca combinación entre su arsenal. Se blindó y fió todo al toque y la verticalidad de Fede, a las cabalgadas de Bakkali y al amor propio de Andone. Resistir y golpear, ya le había funcionado hace unos meses ante el Barcelona. ¿Por qué no otra vez?

El Madrid, colgado del toque de Isco, empezó a combinar. Parecía imponente, como una ola que va a romper y que no se puede detener. Quería que el duelo cayese por su propio peso y cuanto antes. Era un partido en un único sentido. Hasta que rugió a Andone. El rumano llegó tocado al envite, pero no necesitó estar a tope para convertirse en una pesadilla para Sergio Ramos y Nacho. Saltaron chispas y no cayeron los goles ni las tarjetas en el primer acto. Solo una para Bakkali cuando lo zagueros blancos perdieron las formas y repartieron a su gusto. Al menos, la triple ocasión blanquiazul en los primeros minutos (dos del '10' y una del belga) sirvió para que el campeón dudase, diese un paso atrás y no viese como segura la victoria.

Cuando el Dépor ya le había puesto la cara a su rival y Riazor empezaba a creer, llegó el mazazo. Un gol, un presente que duele. El disparo de Modric nunca debió salir de las manos de Rubén. Ese fallo le puso el gol a Bale y el triunfo en bandeja al Madrid, y ahondó en las dudas en la portería. Si el Dépor medita quedarse con la dupla actual, no fue la mejor carta de presentación. Los partidos se pierden y las salvaciones se cimientan en las dos áreas. Delanteros y porteros que den puntos. Una parte básica de la ecuación.

Cayó el segundo por su propio peso y a partir de ahí el Dépor vio un abismo entre sí y la victoria. Intentó, peleó, luchó, pero nunca creyó del todo. El Madrid, al trantrán, y le estaba bastando. Riazor había enmudecido, el duelo casi muerto.

El paso por los vestuarios no revolucionó ni mucho menos el encuentro. El equipo blanco venía de pelearse en escenarios más exigentes y la situación no requería que se emplease a fondo. En verano, en chanclas. El Dépor buscó estirarse encomendándose a la fe de Andone. A los diez minutos cayó lesionado Bakkali, otro problema. Y en ese parón se montó una tángana con desagradables reminiscencias. Hace unos meses fue a Sidnei en el Bernabéu y hoy a Schär en Riazor. Un manotazo que tenía que haber llevado a Sergio Ramos a la calle y que podía haber cambiado el panorama. Da igual. Él siempre tiene patente de corso. ¿Por qué no querrán el VAR?

Unos minutos después llegó la sentencia. Borró cualquier atisbo de reacción una incursión de Isco, mezclando con Bale, en la que el galés le dio un pase a atrás a Kroos, que embocó a la red con la ayuda involuntaria de Schar. 0-3. Si el Dépor ya no le tenía mucha fe al duelo, ahora menos. Tampoco se dejó ir. Llegaron los cambios, apretó arriba y Guilherme mandó una al palo y Andone casi marca, pero Sergio Ramos salvó bajo palos.

A pesar de las oportunidades que tuvo el Dépor, da la sensación de que le faltó creatividad en los últimos metros. Con Andone fallón y Fede Cartabia aún en crecimiento, se echó de menos a futbolistas como Carles Gil o Emre Çolak. Unas pinceladas de calidad para redondear el blindaje y los picotazos arriba. El rumano hasta falló un penalti, no era su noche, aunque cuesta reprocharle algo cuando en muchos momentos fue el alma de un Dépor algo frío. Ramos vio por fin la roja en el descuento, quizás cuando menos la merecía, pero cuarenta minutos tarde, cuando ya estaba todo amañado.

FICHA TÉCNICA (0-3)

Deportivo: Rubén Martínez; Juanfran, Schär, Sidnei, Luisinho; Guilherme; Fede Cartabia (Borja Valle, min.79), Celso Borges (Adrián López, min.65), Bakkali (Bruno Gama, min.54); y Florin Andone.

Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Sergio Ramos, Nacho, Marcelo; Kroos, Casemiro (Marcos Llorente, min.72), Modric; Bale (Lucas Vázquez, min.80), Benzema e Isco (Asensio, min.66).

Goles: 0-1, min.20: Bale. 0-2, min.27: Casemiro. 0-3, min.62: Kroos.

Árbitro: José Luis González González, del colegio castellanoleonés. Expulsó por doble amarilla a Sergio Ramos (min.92). Mostró amarilla a Bakkali (min.24), Schar (min.53), Cartabia (min.61), Mosquera (min.39) y Andone (min.87), del Deportivo; y a Modric (min.57).