En el verano de los 222 millones por Neymar, de las rebeldías de Coutinho y Mbappe y de las rabietas semanales de Cristiano Ronaldo, el coruñés se ha convertido en un futbolista atípico. Se cansó de rechazar ofertas de Turquía, de Francia, de Inglaterra, de Alemania y de Italia con el único anhelo de volver al Dépor. El equipo coruñés nunca le dejó de lado y siempre lo quiso fichar, incluso cuando el Arsenal se cerraba en banda a un préstamo y había que rascarse el bolsillo para adquirir los derechos federativos de un futbolista a punto de cumplir 29 años. Viendo que los 15 millones eran inalcanzables, su club recuperó la vieja idea de una cesión y el '7' se mantuvo firme a las tentaciones de equipos que lo querían rodear mejor deportivamente y que pretendían cubrirlo de oro y a las presiones de los gunners que lo veían en cualquier sitio menos en A Coruña. Dépor y solo Dépor. La otra alternativa era quedarse en la grada hasta enero. El último intento del Sevilla en el día de ayer cerró una ilustre lista en la que estaban Everton, Newcastle, Olympique de Marsella, Fenerbahce, Villarreal o Levante, entre otros.